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Carlos Gil Arbiol: Los orígenes del cristianismo lio de Tomás de la Infancia). Así, según afirma Larry Hurtado,~ntre los libros sobre Jesús que quedaron fuera "existe una pretensiónelitista dé que lo que se presenta es una interpretación especial y a menudo secreta de Jesús y sus ense– ñanzas. Aquellos cristianos que no comparten el conocimiento extraordinario de los elegidos de estos libros sobre Jesús, por lo visto son incluidos entre los 'bo– rrachos' y los ignorantes y apenas se distinguen de los que no son cristianos en lo que concierne a su destino. En algunos casos hayalusiones polémicasdirectas a estos otros grupos cristianos, así como a quienes estos respetan como dirigen- . tes,,71. En lo relativo a la concepción de Jesús, sigue Hurtado, "no articulan la condición divina de Jesús en relación con el Dios uno del monoteísmo exclusi– vista"; la tendencia es subrayar hasta la exageración su carácter divino con ele– mentos de la cosmovisión gnóstica (pieroma) hasta el punto de olvidar su humanidad. En realidad, lo que resultaba más difícil en estos grupos era aceptar la existencia corporal de Jesús, que para muchos no había tenido lugar.. En este marco plural, no resulta difícil encontrar elementos de contraste. Voy a apuntar apenas dos estrechamente relacionados: la relación con el mundo y la concepción de Dios. Respecto al primero, por una parte, estaban quienes reconocían que el mundo que conocían, a pesar de sus contradicciones, injusticias y maldades, había sido creado por el mismo Dios Padre de Jesús del que él hablaba, por el Dios verdadero. Por otra parte, otros creyentes no podían aceptar que un mundo tan afli– gido por el mal moral y natural, corrupto e impuro, hubiera sido ci"eado por un Dios bondadoso y omnipotente. Lo que estaba en juego era "si ceder elmundoy la his– toria humana a una deidad creadora vana y necia, completamente distinta del ver– dadero Dios o, por el contrario, reivindicarlos como creación y propiedad legítima del verdadero Dios"n.Así pues, ambos tenían, cie~tamente, un punto de conexión: el diagnóstico del presente era bastante negativo. Sin embargo, mientras unos veían en el mundo el lugar de realización y de esperanza, en el que Dios les había entre– gado un proyecto histórico, otros lo veían como una cárcel, un corredor de la muerte, del cual solo cabía escapar o morir. Es interesante (e importante) recordar que la primera corriente, si bien nunca se impuso totalmente a l~ segunda, predo– minó y le dio posibilidades de continuidad al cristianismo. . El segundo ejemplo subraya el contraste teológico y tiene muchos puntos de contacto con el anterior. Mientras que la línea que terminó imponiéndose en 71 Hurtado, Señor Jesucristo. La devoción a Jesús en el cristianismo primitivo,549. 72 Hurtado, Señor Jesucristo. La devoción a Jesús en el cristianismo primitivo. 633.

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