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16 er. Theissen, La religión de los primeros cristianos: una temía del cristianismo primitivo, 178; Jobn S. Kloppenborg, Q, el evangelio desconocido (Salamanca: Sígueme, 2005), 162. Tam– bién,John S. Kloppenborg, "Isa 5: 1-7 LXX and Mark 12:1,9, again", Novum testamentwn 46(2004)12-19. 17 Lucas y Mateo (Le 22,18 Y Mt 21,44, aunque este versículo mateano no aparece en al– gunos códices y podría ser un error de copista) añaden a esta interpretación un matiz que desliza su interpretación hacia la segunda ("el juicio profético"): "Por eso os digo: se os quitará el reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos. Yel que cayere sobre esta piedra se destrozará, y a aquel sobre quien cayere, le aplastará". Es, en cualquier caso, una lectura que precede las redacciones de eslos dos evangelistas; cf. Ulrich Luz, El Evangelio según San Mateo (voL 111) (Salamanca: Sígueme, 2003), 301– 302. 2.1. La interpretación profética La interpretación profética es relativamente sencilla y explicaba la muerte deJesús igual que la de los antiguos profetas 16 • Así, del mismo modo que el pueblo de Israel había rechazado o mata?o a los p~of~~ del pasado porque eran hombres justos que anunciaban la JusuCla de Dios y denunciaban la injusticia, lo cual era insoportable para los injustos, también Israel mató aJesús, que era el último de los profetas. En la parábola de los "viñadores homicidas" (Mc 12,1-9 y par. basada en Is 5,1-5), Marcos narra la historia del dueño de una vid que, tras plantarla, dotarla de todo lo necesario y alquilarla a unos labradores, al llegar el tiempo de la cosecha envía emisarios para cobrar su parte, pero éstos son sistemáticamente rechazados y asesinados, igual que el "último" emisario (Mc 12,6), su propio hijo. La conclusión que esta tradición subraya es la del rechazo de Dios por parte de las autori– dades religiosas de Israel y la apertura a los demás pueblos paganos (Mc 12,9)17. Del mismo modo, en Lc 13,34-35 (texto que pertenece al Documento Q),Jesús se lamenta ante la visión de Jerusalén por el destino de los profetas, un final que él mismo va a compartir: "U e– rusalén,Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido!". Esta interpretación, por tanto, explicaba, en primer lugar, que la muerte de Jesús podía ser entendida a partir de los precedentes pro– féticos de Israel como la muerte del que anuncia lajusticia y voluntad de Dios y, en segundo lugar, que constituía en sí un juicio en el que • ¡ ,. ':': ~, .' " ~ .; ¡. ; ¡ ". ~ ' 188 Carlos Gil Arbiol

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