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Esta primitiva reflexión aparece en algunos textos considerados por los exégetas entre los más antiguos del Nuevo Testamento: 1Tes 1,9-10; Hch 3,20-21y Rom 1,3-4. El primero de ellos, (lTes 1,9-10) re– vela la idea apocalíptica del Hijo del hombre asociada a la espera del Mesías ("Hijo de Dios"). El origen de este texto seríajudeocristiano y muy temprano; a Pablo le llegó a través de los Helenistas. El segundo (Hch 3,20-21) tiene un deje arcaico en el que parece faltar la idea de elevación y domina la del rapto; nada dice de una función celeste del Mesías. Estos temas estaban asociados en la Escritura a Elías (Mal 3,23-24), que arrebatado al cielo se esperaba su vuelta antes del tiempo final para restaurarlo todo (cf. Mc 9,11). La función de jesús en su retomo es la del reymesiánico, para lo que previamente es elegido por Dios como tal. Así pues, estas tradiciones subrayan que el que vendrá como Mesías/Hijo del hombre no es otro que eljesús terreno, al que la resurrección le ha reivindicado como tal. Así, los seguidores dejesús no esperaban un mesías, sino que sabían quién era. El tercero, (Rom 1,3-4) resulta una fórmula muyoriginal yambigua (cf. Hch 2,36). Martin Hengel dio cumplida cuenta de la antigüedad de esta fórmula 9 • El texto subraya la constitución como Hijo de Dios desde el momento de la resurrección cumpliendo una promesa; pero esto significa que fue investido de algo que antes no era. Esta fórmula no implica la preexistencia de jesús. "Hijo de Dios" es un título mesiá– nico (cf. Sal 2,7; 2Sam 7,14; 4Qflor 1,10-12). La existencia terrena, no obstante, queda cualificada, marcada por esta nueva función celestial. Esta fórmula podía haber surgido en la comunidad dejerusalén (quizá en contexto bautismal). Este es el punto de partida de la mirada al pasado, a la vida dejesús y, especialmente, a su final trágico. La vida de jesús se podía presen– tar como obra mesiánica, aunque había un inconveniente: la muerte vergonzosa y humillante de la cruz. A este problema se dedicaron muchas energías y fue un proceso muy largo en el que aparecieron variadas respuestas. Cf- Martin Hengel, El hijo de Dios: el migro de la cristologia Y la historia de la religion judro– helenistica (Salamanca: Sigueme, 1978), 84-93. Las interpretaciones de la muerte de Jesús 185

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