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52 Cf. Joel B. Green, "The Dealll ofJesus and lile Ways of God: Jesus and lile Gospels or Messianic Status and Shameful Suffering", Interpretation 52(1998)24-37. 53 Cf. Green, The Death ofJesus: 1Tadition and Interpretation in the Passion Narratroe, 314 321. ... Cf. Jfugen Moltrnann, El Dios crucificado la cruz de Cristo C01TW base y crítica de la teologi< cristiana (Salamanca: Sígueme, 3' ed. 2010). de que Jesús muriera, precisamente, del modo más vergonzos0 52 . En 1 Cor 11,23, Pablo recoge de nuevo una tradición muy antigua: "Porque yo recibí del Señor lo que os transmití: que el Señor Jesús, la noche que iba a ser entregado, tomó pan, dando gracias lo partió y dijo: Este es mi cuerpo que se entrega por vosotros". La muerte deJesús, que es la máxima entrega, se convierte en signo de toda su vida; esta entrega se realizó de un modo vergonzoso y ahí aconteció, a juicio de los primeros seguidores deJesús, algo verdaderamente novedoso que reveló la verdadera identidad del crucificado: era el Mesías de Dios y su muerte formaba parte del plan de Dios 58 . Sin embargo, esta interpretación predominantemente cristológica, a pesar de las evidentes ventajas para superar la vergüenza de la cruz, tuvo unos efectos colaterales. Efectivamente, estos primeros creyentes pudieron superar el estigma del descrédito y de la confusión una vez que todo parecía responder al Plan de Dios. Era Dios mismo quien avalaba al Crucificado, su Mesías, con su propio honor y autoridad. Sin embargo, del mismo modo que la acción de Dios transfirió a la cruz su propia identidad, la cruz y su función en el plan de Dios afectó profundamente a la imagen de Dios de estos primeros seguidores. Las derivaciones de este "efecto rebote" fueron enormes y dejaron la reflexión teológica afectada para siempre 54 • Este "efecto rebote" se caracteriza por el traspaso a la nueva imagen de Dios de las categorías cristológicas descubiertas en la interpreta– ción de la muerte deJesús (expiación, sustitución, redención, rescate, satisfacción ); los modelos veterotestamentarios que habían servido para interpretar la muerte de Jesús siguieron vigentes y reforzaron la imagen de Dios que esos modelos presentaban a la nueva luz del acontecimiento redentor de la muerte de Jesús. Al incorporar la cruz al plan salvífico y afirmar que formaba parte del plan de Dios, implí– citamente al menos, se estaba afirmando también que Dios, no solo aceptó la muerte de Jesús, sino que incluso quiso la cruz y la muerte 200 Carlos Gil Arbio

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