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A partir de esa reflexión, los seguidores deJesús, especialmente los que se marcharon deJerusalén tras la hostilidad referida en Hch 8,1 y recalaron en Antioquía y en otras ciudades de la diáspora, empezaron a plantearse muchos interrogantes y a sacar diversas consecuencias de la identidad de aquel crucificado. Por ejemplo: si era cierto que la muerte de Jesús había tenido un sentido expiatorio, es decir, que suponía el perdón de los pecados de todos no solo de los judíos, como afirmaban las interpretaciones expiatorias, ¿qué papel tenía entonces el templo deJerusalén, cuya función principal era reconciliar al pueblo con Dios a través de los sacrificios? Sólo en el templo de Jerusalén se podían ofrecer sacrificios a Yahvé para obtener el perdón de las transgresiones; de modo que, si éstas se habían perdonado en el acontecimiento de la muerte de Jesús, la pregunta inmediata era ¿para qué nos hace falta el templo? Estas preguntas se empezaron a plantear, quizá comprensiblemente, entre los creyentes en Jesús de origenjudío que vivían en la diáspora, aquellos que habían adecuado su vida religiosa comojudíos sin acceso al templo. Aunque su relación con éste era, en general, de estima y apego, habían desarrollado una teología del perdón de los pecados al margen de los sacrificios, que no podían realizar. Probablemente esta preparación les resultó muy valiosa para dar este nuevo pas0 49 • Por otra parte, si la muerte en cruz de Jesús, además de perdonar los pecados, revelaba que la verdadera voluntad de Yahvé era salvar a todos mediante ese nuevo gesto, ¿qué objetivo tenía entonces la ley, la Torah? ¿Por qué era necesario recurrir a normas legales para cumplir la voluntad de Yahvé, si su voluntad de perdón y salvación se había manifestado, total y por encima de toda otra revelación, en la muerte deJesús? Esta nueva pregunta, igualmente consecuencia de la nueva identidad del crucificado, provocó una agitación y numerosas tensiones e(ltre los primeros seguidores de Jesús 50 porque planteaba la posibilidad (acaso necesidad) de una "nueva" alianza, puesto que la antigua estaba basada en el cumplimiento de la ley. Pablo, aunque no es totalmente consistente en este punto (compárese 2Cor 3,4-4,6 con 49 a. Carlos Gil Arbiol, "La primera generación fuera de Palestina", en: R. Aguirre Monas– terio (ed.), Asíempe:welcristianistTW (Estella: Verbo Divino, 2010),139-193 (esp.145-148); Schenke, La comunidad primitiva: histuria y teología, 267-282. !>O Cf. Schenke, La ccnnunidad primitiva: histuria y teología, 200-214. 198 Carlos Gil Arbiol

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