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226 CARLOS GIL ARBIOL el mundo. Esto exige entrenar la mirada para descubrir esos signos de la presencia de Dios, más allá e, incluso, en los lugares y momentos que resultan más duros y difíciles. 2. El crecimiento de las primeras comunidades de seguidores de Jesús, especialmente en el ámbito pagano está marcado por un dato que ha quedado muy claro: quienes más se vieron atraídos por el signifícado del acontecimiento de Jesús fueron las perso– nas subordinadas y marginales (mujeres, esclavos, jóvenes, ex– tranjeros ...), de. acuerdo a los modelos domésticos y políticos hegemónicos; la necesidad de dedicar muchos textos en la se– gunda y tercera generaciones a la exigencia de la subordinación deja en evidencia el hecho de que, inicialmente, no era así. Este dato arroja incómodas preguntas. Una tiene que ver con la responsabilidad que la tradición cristiana ha tenido en lajus– tifícación de la subordinación de la mujer respecto del varón en la vida familiar y pública en el Occidente cristiano. Es cier– to igualmente que también la tradición cristiana, apoyada en algunas de las tradiciones de los orígenes, ha sido impulsora de una visión más igualitaria, pero esta tendencia no ha sido mayoritaria en la Iglesia, y sigue sin serlo. Por otra parte, está la misma valoración que desde tradiciones cristianas se hace de quienes todavía siguen siendo personas marginales en nuestra sociedad; muchas veces son, en el mejor de los casos, objeto de caridad o compasión. Esta mirada al pasado de nuestros orígenes debería hacernos caer en la cuenta de que el cristia– nismo es 10 que es precisamente porque supo captar las insatis– facciones de aquellos colectivos subordinados que encontraron en el acontecimiento de Jesús la oferta de libertad que nadie les había ofrecido, una libertad que abarcaba a todos los ámbitos de su existencia (moral, física, doméstica, política, económi– ca ...). De nuevo, el cristiano de hoy debería ser el que valora 10 marginal y desviado de nuestra sociedad como posibilidad de transformación, de novedad y revitalización del mundo y de la Iglesia. Desde el punto de vista cristiano no es 10 nuevo lo que trae la novedad, sino 10 marginal, 10 insignifícante, 10 vulnera-

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