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LA PLURALIDAD DE LOS ORÍGENES DEL CRISTIANISMO••• 225 dejado también algunas preguntas y sugerencias ante la tarea de reflexionar sobre los orígenes de las actuales comunidades de se– guidores de Jesús. La reimaginación que conlleva todo ejercicío de memoria histórica tíene, como dije al comienzo, unos intereses y objetivos en el presente y en el futuro, más que en el pasado. Vaya proponer seis puntos de reflexión que, a mi modo de ver, ofrece esta relectura de los orígenes del cristianismo, con el objetivo de servir a una revisión de los equilíbrios actuales entre fidelidad y relevancía social. l. Uno de los puntos que más claramente destaca en este proceso es la tensión que existió en las cuatro generaciones entre la per– tenencia o no a «este mundo». Si bien es un aspecto que aparece con más intensidad y frecuencia en la tercera y cuarta genera– ciones (en gran medida por influencia del gnosticismo), es una pregunta que está desde los primeros inicios del movimiento de Jesús. La relación con el mundo fue un punto de la máxima im– portancia y que, por ello, provocó tensiones, conflictos y refleja fuertes contrastes y divergencias en estas cuatro generaciones. Quizá el balance final sea el dato que posee mayor relevancia actual: las corrientes que han triunfado con el tiempo, las que han tenido contínuidad histórica, aunque en los inicios fuesen minoritarias y marginales, fueron las no sectarias, las que mira– ban al mundo como un lugar de posibilidad y desafio, pero no como un lugar de corrupción y condenación. Este punto lanza algunas preguntas también para hoy. Quizá proliferan demasiado los profetas y las profecías apocalípticas que vaticinan la corrupción del mundo y su fin y que les lleva a subrayar el carácter elítista de los creyentes, como los únicos que poseen la verdad, la pureza y la luz. Sin embargo, la mirada al pasado nos debe hacer caer en la cuenta de que esa opción no tíene futuro y se ha demostrado radicalmente antícristiana. Los cristianos no tenemos futuro solos: el mundo no es un ele– mento ajeno u hostil del que librarse o al que inyectar la verdad y pureza que poseemos. El seguidor de Jesús hoy deberia ser, ante todo, testígo de lo que Dios ha hecho y sigue haciendo en

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