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224 CARLOS GIL ARBIDL podia arrebatar tal señorio. El mal, por tanto, aparecía como una intrusión, un accidente fruto de diversos factores que, en cualquier caso, sería derrotado finalmente (más tarde o más temprano). En este ámbito Jesús era concebido como Palabra e Hijo de Dios, ofer– ta de salvación para todas las naciones. En contra de esta línea, la que resultó excluida de la proto-ortodoxia partía, como he dicho, de un diagnóstíco trágico: la vanidad y estupidez del mundo impide ser reconocido como obra del mismo Dios bondadoso y puro que se ofrece a los elegidos como única oferta de salvación, de escapar del mundo corrupto. jesús, para estos creyentes, resultaba una figura extraña al mundo y sin conexiones reales con él, puesto que su único objetívo con la aparente encarnación fue rescatar a los elegidos de este lugar de degradación suscítando en ellos la idea de su verdadera identídad divina 71 • Todo ello muestra cómo esta cuarta generación es una evo– lución lógica de la tercera, en la que aparecen los elementos más importantes que en esta cuarta vienen a cristalizar; se cierra con ella un proceso abierto en la primera generación, que termina con la configuración de los rasgos más característícos del cristíanismo como religión (<<sistema religioso»). La expansión geográfica refleja, además, una estructura supra local muy exitosa, construida sobre la base de redes y relaciones locales y regionales que se superponian y configuraban la Gran Iglesia". Sugerencias para las comunidades actuales de seguidores de Je– sús Este rápido y sintétíco repaso por el proceso de creación del cristíanismo primitivo ha dejado muchos temas fuera, que no es posible abordar en un artículo breve como este. Sin embargo, ha 71 er. L.W. HURTADO, Señor Jesucristo. La devoción a Jesús en el cristianismo primitivo, 632-633. 72 Cf. F. RIVAS, El nacimiento de la gran Iglesia, en R. AOUIRRE, Así empezó el cristianismo,467-473.

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