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204 CARLOS GIL ARBIOL de estos signos de identidad (cf. Hch 6,13)20. Así, los prímeros, al menos inicialmente, no encontraban contradícción alguna entre la fe en Jesús como Mesías y las costumbres y cosmovisión judía; para ellos era posible seguir siendo judío, íncluso judío fiel y radical en la comprensión y observancia de la ley de Moisés (cf. Mt 5,21-45) y ser seguídor de Jesús, afirmar de él que es el Hijo de Dios. Sin embar– go, para los segundos, y relativamente pronto, la comprensión del acontecimiento de la muerte de Jesús fue interpretado de tal modo que las tradiciones y prácticas que habían sostenido hasta entonces la relación con Yahvé se vieron profundamente modificadas: eran necesarios odres nuevos para este vino nuevo (Mc 2,21-22). Así, la fe en Jesús como Señor, como Hijo de Dios, resultó incompatible, por una parte, con las prácticas rituales que la ley de Moisés había establecido y cuya consecuencia era la radical división entre judíos y gentiles y, por otra, con los sacrificios que se ofrecían en el templo de Jerusalén y que sostenía un modo de relacionarse con Yahvé 21 • En tercer lugar, existió una gran diversidad en los modos de interpretar la muerte de Jesús". Este fue el primer y, quizá, mayor problema que tuvieron los seguidores de Jesús en los primeros años: explicar por qué Jesús, el Mesías, había muerto en la cruz, del modo más vergonzoso, humillante... aparentemente abandonado por Dios (cf. Mc 15,34)23. Las respuestas variaron de acuerdo a los mo– delos que se utilizaron para entender aquel acontecimiento, en su mayoría tomados de las Sagradas Escrituras; de este modo, además de encontrar sentido por analogía con prototipos o modelos del pa- 20 Cf. S. GUIJARRO, La primera generación en Judea y Galilea, en: AOUIRRE, Así empezó el cristianismo, 101-135. 21 Cf. C. GIL ARBIDL, La primera generación fuera de Palestina, en: R. AOUIRRE, Así empezó el cristianismo, 139-143. 22 No planteamos aquí la pregunta por el sentido que Jesús dio a su muerte; so– bre los problemas de esta pregunta y las interpretaciones clásicas y recientes, ver: S. McKNIOHT, Jesus and his death : historiography, the historical Jesus, and atonement theory, Baylor University Press, Waco, TX 2005. 23 Cf. L. SCHENKE, La comunidad primitiva: historia y teología, Sígueme, Sala– manca 1999, 14-19.

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