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95 Carlos Gil Arbiol REVISTA BÍBLICA   2019 / 1 2 han llevado a Shaye Cohen a afirmar que, en este tiempo, la identidad judía se identificaba con una “ciudadanía” (politeía), algo que se puede cambiar (frente al nacimiento o la pertenencia genealógica, que son inmutables)  16 . Fueron los asmoneos, pues, quienes vincularon la identidad judía a la ciu- dadanía de una nación, una forma de vida basada en la fidelidad a la tradi- ción judía, separándola de la descendencia por nacimiento: quien se condu- cía en su vida mediante esas leyes ancestrales (Torá) era judío. Uno de los aspectos más discutidos entre los especialistas de esta época y que afecta de lleno a la comprensión de la misión de Pablo es, pre- cisamente, la idea que los judíos tenían de los no judíos y, más específica- mente, la posibilidad de que estos pudieran incorporarse al pueblo judío. La política de los asmoneos, como hemos visto, favoreció la idea de que los gentiles podían incorporarse a la “ciudadanía judía” circuncidándose, de modo que se nacionalizaban y adquirían las costumbres y prácticas pro- pias de los judíos. Sin embargo, no todos compartían esa idea. El autor del libro de los Jubileos defiende que la circuncisión solo es válida –y por lo tanto incorpora a un gentil a Israel– si se realiza al octavo día tras su naci- miento (Jub 15,25-34)  17 . Ismael, circuncidado a los 13 años (cf. Gn 17,23- 25), es ejemplo de una circuncisión que excluye de la alianza hecha con Abrahán  18 . Para estos autores, la pertenencia al pueblo de la alianza venía dada por descendencia genealógica, que se garantizaba con la circuncisión al poco de nacer –al octavo día–, y que impedía que nadie no judío entrara en Israel. Estas dos concepciones, la más flexible, que permitía la incorpo- ración de gentiles en Israel mediante la adquisición de la ciudadanía a tra- vés de la circuncisión, y la más estricta, que concebía a los judíos como una nación cuya pertenencia venía dada por nacimiento, convivían y chocaban en el JST. La propuesta de Pablo en el contexto de su tiempo se arraiga en esta polémica. 16  Cf. C ohen , The beginnings of Jewishness, 126-127. 17  “Esta es ley perpetua para todas las generaciones; no hay circuncisión tem- poral ni cabe pasar un solo día de los ocho, pues es norma establecida eternamen- te y escrita en las tablas celestiales. Todo nacido a quien no se corte la carne del miembro en el octavo día no será hijo de la Ley que el Señor pactó con Abrahán, sino hijo de corrupción; en él no estará la señal de pertenencia al Señor. Está des- tinado a la ruina y a desaparecer de la tierra y a ser desarraigado de ella, pues ha- brá violado la alianza con el Señor” (Jub 15,25-26). Cf. T hiessen , Contesting conver- sion, 72-78. 18  Otras fuentes también recogen esta resistencia a la conversión mediante la circuncisión; por ejemplo, la historia de Simón sobre la conversión de los idumeos (a quienes se cita en Dt 23,8-9 como candidatos a la conversión), citada en F lavio J osefo , Antigüedades, 19.

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