BCCCAP00000000000000000000784

112 Un debate que no acaba REVISTA BÍBLICA   2019 / 1 2 imagen deYahvé y del pueblo elegido, como hemos visto. El protagonismo que tuvieron los rechazados, los crucificados y las víctimas de los poderes religioso y político en su teología y en su eclesiología hacía su evangelio difícil de aceptar. En segundo lugar, la mirada puesta en Israel como hori- zonte de la construcción de su ekkl ē sía generó recelos y rechazo por parte de casi todos sus compatriotas no creyentes en el Mesías y de algunos de los creyentes, como hemos visto. La misión de esta ekkl ē sía compuesta por judíos y gentiles, esclavos y libres, varones y mujeres, era una provocación para Israel, que debía mirarse en ella para caminar hacia su propia voca- ción. Los gentiles, el grupo más segregado de Israel, era precisamente el mejor signo de la necesidad de integrar lo diferente, lo marginal, lo despre- ciado. En tercer lugar, este carácter marginal se concretó en la construcción de unas estructuras “raras” que debían reflejar la identidad del Dios descu- bierto en la cruz y constituía una nueva “ciudadanía del cielo” con personas torpes, débiles y despreciables. Ello le permitió concretar su distancia del modelo patriarcal, de los jefes de este mundo y de las demás estrategias de poder y dominación que se propagaban en el Imperio. En cuarto lugar, Pa- blo probablemente vivió con la urgencia escatológica de quien esperaba una transformación de modo inminente (1 Tes 4,13-18; 1 Cor 15,51-53), que le llevó a mantener un modo de vida basado en la resistencia y el des- apego a las estructuras políticas. El tiempo de espera, como el de un parto (Rom 8,18-25) o el de una boda (2 Cor 11,2), reflejan el entusiasmo y la expectativa, aunque generara ambigüedad entre la resistencia y la sumisión a las estructuras hegemónicas. En quinto y último lugar, su propio carisma, tan imprevisible y ambiguo, fue causa de conflictos y de opciones que otros seguidores de Jesús no entendieron ni aceptaron; desde los problemas enAntioquía hasta la colecta para Jerusalén, Pablo demostró libertad y auto- nomía, valentía y determinación sin someterse a otros con autoridad más reconocida que la suya. Fue la carrera de un líder carismático y solitario que, no obstante, nunca renunció a que su proyecto fuera acogido también por el resto de creyentes en el Mesías crucificado. Estas cinco características que señalo determinaron su fracaso histó- rico. El punto más llamativo y trágico, a la vez que elocuente para entender el nacimiento del cristianismo, es precisamente el que he presentado en el punto anterior: la renovación de Israel mediante la incorporación de genti- les sin circuncidar para estimular los frutos de Israel. Este fracaso, no obs- tante, no acabó en el olvido; tras la muerte de Pablo, sus propios discípulos y colaboradores, junto con Lucas, el autor de la doble obra lucana –además de otros autores conocidos y anónimos–, se propusieron transformar aquel proyecto para hacerlo viable, una vez que las circunstancias históricas habían

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz