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102 Un debate que no acaba REVISTA BÍBLICA   2019 / 1 2 descendencia [t ō spérmati autou] . No dice: ‘Y a los descendientes [tois spérmasis]’, como si fueran muchos, sino a uno solo, a tu descendencia [t ō spérmatí sou], es decir, a Cristo”; pero ello le permite afirmar que las promesas las heredan no los descendientes naturales, los judíos de naci- miento (tois spérmasin), sino los “hijos de Dios por la fe en Jesús Mesías [t ō spérmatí]” (3,26). Sin embargo, y a pesar de lo forzado, eso le permite concluir: “Y, si sois de Cristo, ya sois descendencia [spérma] de Abrahán, herederos según la promesa [kat’ epaggelían kl ē ronómoi]” (3,29). La se- cuencia de su argumentación le permite partir de las promesas hechas a Abrahán y a su descendencia, en singular  33 , y arribar a Cristo; por una par- te, descarta el plural, que interpreta como signo de la descendencia genea- lógica (los judíos de nacimiento) y, por otra, vincula a los creyentes (judíos y/o gentiles) en el Mesías crucificado a la herencia de aquellas promesas. Esa identificación con Cristo es la que resulta forzada en su argumento, porque nada justifica explícitamente esta conexión, excepto la relación que Pablo establece entre Jesús e Isaac, entre la muerte de Jesús en la cruz y la Aqedá de Isaac (Gn 22,1-18). Esta conexión la realiza Pablo al incorporar a su argumento en Gal 3,16 la frase con la que Dios responde a la fe de Abrahán en Gn 22,16-18: “Por tu descendencia se bendecirán todas las na- ciones de la tierra [eneulog ē th ē sontai en t ō spérmatí sou pánta tà éthn ē t ē s g ē s]”, “por no haberme negado tu hijo, tu único [ouk efeís ō tou huiou sou tou agap ē tou di’ emé]” . Esta asociación, que Pablo hace explícita en otros lugares (Rom 8,32)  34 , es la que le permite explicar que Jesús es la descen- dencia de Abrahán, ya que él, y no Isaac, es el que llevó a término la total confianza en Yahvé cargando la cruz (xylon, cf. Gn 22,6). La figura legal de la adopción filial (huiothesía) es, para el tema que nos ocupa, crucial. En la Grecia del período helenístico, esta figura se uti- lizó para cubrir la ausencia de herederos por parte de un ciudadano de pres- tigio. La mitología clásica recurrió a esta figura para la adopción de Hera- 33  Ya Gn 12,3 recoge el singular; en Gn 18,18 se menciona que “Abrahán ha de ser un pueblo grande y poderoso, y se bendecirán por él los pueblos todos de la tierra [eneulog ē th ē sontai en autō pánta tà éthn ē t ē s g ē s]”; pero es en la respuesta al sacrificio de Isaac (Aqedá) donde queda recogido el texto al que Pablo alude en Gal 3,16: “Por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra [eneulog ē th ē sontai en tō spérmatí sou pánta tà tà éthn ē t ē s g ē s], en pago de haber obedecido tú mi voz” (Gn 22,18), “por no haberme negado tu hijo, tu único [ouk efeísō tou huioiu sou tou agap ē tou di’ emé]” (Gn 22,16). La referencia a la herencia de la tierra no tiene peso en el argumento de Pablo; cf. B ruce , The Epistle to the Gala- tians, 172. 34  Cf. D ahl , The crucified Messiah, 146-166; L evenson , The death and resurrection of the beloved son, 212.

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