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LA MISERICORDIA DESDE LAS VÍCTIMAS 273 «desgarrado» para siempre y, por tanto, Dios ya no está separado de la historia de las personas nunca jamás. Respecto el primero de los dos textos, el bautismo, hay un dato relevante para nuestro objetivo: en ese pasaje se cuenta y recuerda la experiencia que Jesús tenía de Dios. Obviamente, una experiencia personal es, por definición, insondable e intransferible, en el sentido de que el lenguaje que utilizamos para contarla no puede dar cuenta de los matices y profundidad que tiene para la persona implicada. Sin embargo, el lenguaje, cuidadosamente escogido, puede re– velar parte de esa experiencia y es lo que los discípulos de Jesús quisieron hacer con este relato. Para ello, los seguidores de Jesús tenían dos fuentes: el recuerdo de lo que Jesús había dicho de su Padre Dios y lo que la Biblia decía como palabra de Dios. Es decir, los discípulos tenían, por una parte, las parábolas, las oraciones, los dichos, los hechos de Jesús ... ; en todos ellos Jesús hablaba de Dios; y, por otra parte, tenían los textos bíblicos (la Torá, los profe– tas, los salmos ... ) que su tradición interpretaba como la palabra de Dios. De modo que buscaron las referencias bíblicas que pudieran expresar aquella experiencia, y las encontraron en varios textos: Is 42,1 (<<He aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él. .. ») y Sal 2,7 (<<Yahvé me ha dicho: "Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy">>). Eligieron cuidadosamente todos los detalles y, con ellos, redactaron con especial atención la frase que ponen en boca de Dios: <<Tú eres mi hijo amado, en ti me complazcO>> (Me 1,11). De todas las ex– periencias personales e imágenes de dios que aparecen en la Biblia judía, aquellas que mejor coinciden con la de Jesús son esas dos, las que hablan del Dios que ama, confía, se complace, engendra y sos– tiene. Las demás imágenes quedan fuera de la experiencia de Jesús; el dios que reflejan otras referencias, como las que hemos citado más arriba, no es el Dios que se manifiesta en la vida de Jesús. En esa frase puesta en boca de Dios, que transmite de modo imperfecto la experiencia de Jesús, llama la atención, además de esa característica amorosa de Dios, la segunda parte: <<en ti me com-

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