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107 ROITIo,'155-161. por separar ambos espacios, probablemente para preservar la originalidad de la ekklésia del dominio patriarcal. Sin embargo, en Col y Ef ambas reali– dades se confunden: la estructura doméstica se mete en la ekklésia, proba– blemente como mejor modo de resolver los conflictos generados con Pablo. 5) Pablo aplicó de modo práctico el principio teológico de igualdad en Cristo (Ga 3,28) para lo cual, probablemente, tuvo que ofrecer mayores pre– rrogativas en la ekklesia a aquellos miembros más débiles (griegos, esclavos y mujeres), a quienes dio unas posibilidades religiosas y sociales inalcanza– bles para las clases más modestas. Los sucesores de Pablo en Col y Ef apli– caron de modo práctico el principio de orden jerárquico (Ef 1,22-23) para lo cual, probablemente, tuvieron que invertir aquella tendencia paulina de acuerdo al nuevo contexto. 6) La identidad de la mujer en la ekklésia, durante la primera genera– ción, no dependía del varón, tuvo independencia y autonomía; en otras pa– labras, se podía ser mujer y creyente sin que ninguna de ambas esferas res– tringieran a la otra, sino más bien se respetaran y potenciaran, como la posibilidad de vivir la mujer no-viuda emancipada (1 Ca 7,11.15.34...). En la segunda generación, al modo de los grupos culturales hegemónicos, la iden– tidad de la mujer se subordinó a la del varón. Así, ser creyente estaba nece– sariamente asociado con la asunción del rol doméstico que cada uno tuviera y las mujeres debían estar subordinadas al varón, en casa y en la ekklésia. 7) La ekktesia, en este sentido, pudo ser, durante la primera genera– ción, un ámbito de libertad para qlujeres y esclavos que pudo atraer a mu– chos de ellos, 10 que generó, probablemente, grandes conflictos internos que las cartas deuteropaulinas quieren resolver: Col se centra en problemas crea– dos por algunos esclavos y Ef en 16s creados por algunas mujeres. Es probable que la postura de Pablo durante la primera generación se deba a que sólo algunos miembros de las casas se convertían al cristianismo, de modo que Pablo se abstuvo de implicar o sacar consecuencias para la casa y sus relaciones domésticas de la nueva identidad del creyente (cf. 1 Ca 7)1°7, Sin embargo, su objetivo no se cumplió y hubo un conflicto de identidades que afectó a ambas. Con el tiempo, el éxito de la misión paulina trajo cada vez más familias enteras al culto de Cristo y el modo tradicional judío de sub– ordinar la identidad de pueblo de Dios a la casa se vio eficaz (cf. Filón y Fla- Carlos Gil Arbiol 104

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