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103 Cf. MACDoNALD, "The Politics of Identity in Ephesians': 443. 104 Celso identifica a los cristianos con los gafli, los sacerdotes del culto a Cibeles, que se caso traban a si mismos y eran considerados la antrtesis del varón; d. ORíGENES, Contra Celso 1,9; 3,16; igualmente los identifica con cosas de mujeres y asuntos domésticos; Ibid., 3,55. Tam– bién LUCIANO, El paso de Peregrino 33 y 44. Cf. M. y. MACDoNALD, "Was CeJsus right? The role of women in the expansion of early Christianity': en: D. L. BALCH - C. OSIEK, Early Christian Fam- . ¡lies in Context(Grand Rapids 2003) 157-184. Sobre la imagen de los galliver: C. A. WILLIAMS. Roman Homosexuality. Ideologíes of Masculinity in Glassical Antiquity (Oxford 1999) 177. 105 Cf. J. A. GLANCy' "Protocols of masculinity in the Pastoral epistles'; en: S. D. MOORE - J. C. ANDERSON, NewTestament masculinities ¡Semeja Studies; Atlanta 2003] 235-264. ordinación se ha introducido en la ekklesia de modo que ninguno de los dos se puede entender como creyente al margen de esta estructura cultural. Lo que Pablo había intentado mantener en dos ámbitos diferentes (si bien con ten– siones y ambigüedades), Col y Ef lo resuelven haciendo que la estructura do– méstica penetre en la ekkMsia y la modifique. Lógicamente, también se va a modificar la estructura doméstica al incluir medidas correctivas a la autori– dad de la cabeza por medio de la exigencia del amor (Ef 5,25). La utilización de esta doble estrategia, es decir, la "masculinizacíón" del modelo de ekklesia y la asunción de un modelo de relaciones no iguali– tarias entre varón y mujer, es similar a la que Flavio Josefa utilizó en su Con– tra Apión: la armonía doméstica como modelo de cíudadaníalO~. En el caso de los autores de Col y Ef, esta respuesta pudo ser debida a las críticas del entorno (como las referidas por Celso 104 ) que recibían los cristianos varones de "feminización", lo que produjo una respuesta de protección que reforzaba los aspectos masculinos del cristiano varón y eliminaba aquellos comporta– mientos y signos que pudieran ser objeto de tales acusaciones 105 • Por último, este uso del cuerpo jerarquizado y masculinizado para pre– sentar la ekklésia funciona como un potente impulso hacia la constitución de un grupo claramente diferenciado del resto que va adquiriendo rasgos de una sociedad alternativa aunque a partir de las características culturales he– gemónicas de su entorno. El texto más claro en este sentido es Ef 2,19: "ya no sois extraños ni forasteros (~ÉVOL KaL 1TOCpOLKOL), sino conciudadanos (ou¡.moAi:raL) de los santos y familiares de Dios (OtKELOL 'fOU eEOU)". La ekkle– sia cada vez se parece más a una casa modelo; los creyentes deberán asumir estas características patriarcales para se~ creyentes; no obstante, mantienen una Carlos Gi I Arbiol 102
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