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72 Cf. D. R. CARTLlOGE, "1 Coro 7 as a Foundation for a Christian Sex Ethic": Journal of Relígion 55 (1975) 220-234. 73 La diferencia de verbos (XWpLoaf,j y tl.rPLÉVftL) para la mujer y el varón no supone una diferencia de sentido jurídico; cf. W. SCHRAGE, Der erste Brlef an the Korlnther (1Kor 6,12-11,1) (Nuekirchen-Vluyn 1995) 99; A. C. WIRE, The Corinthian women prophets: a reeonstruetion through Paul's rhetorle (Minneapolis 1991182-97; THISELTON, First epistle to the Corlnthians, 520. 74 Cf. G. G. FINOLAY, The Expositor's GreekTestamentl1 (Grand Rapids 1970) 825; THISElTON, Flrst epístle to the Corinthians, 521. 75 Cf. las críticas de Calso en la n. 103. tulo 7, como ha notado David Cartlidge 72 , se atiene a la triple división de Ga 3,280,1-16.25-40: varón y mujer; 7,17-20: judíos y griegos; 7,21-24: esclavos y libres); en los tres casos Pablo muestra explícitamente la anulación de las diferencias subrayando la reciprocidad o la inversión de las situaciones (para resaltar la igualdad). En el caso de la relación varón y mujer, la preferencia de Pablo por el celibato (además del motivo escatológico; 1 Ca 7,29-31) pa– rece justificarse, al menos en parte, en los problemas domésticos que con– lleva ser creyente. Así parece argumentar Pablo cuando deja clara la diferen– cia de los ámbitos social y eclesial en 1 Ca 7,32-33 ("El no casado se preocupa de las cosas del Señor... El casado se preocupa de las cosas del mundo") y cuando muestra los conflictos entre ambos en 1 Ca 7,28 ("todos ellos [los ca– sados] tendrán su tribulación en la carne, que yo quisiera evitárosla"). Lo mismo podríamos decir del caso de matrimonios mixtos, entre creyente y no creyente (l Ca 7,11-16), donde los problemas de convivencia todavía serían más agu– dos; en este caso no se aplica el mandato del Señor contra el divorcio (cf. Mt 5,32). Más extrema, todavía, parece la posibilidad de que una mujer se pueda separar de su marid0 73 , incluso en el caso de que sean ambos creyentes (l CA 7,11) Yque viva como cristiana sín la autoridad de un varón (no casada); esta situación pudo resultar una legitimación y un aliciente para algunas mu– jeres 74 • Estas situaciones reflejan la dificultad de que la identidad de creyente reflejada en Ga 3,28 se exprese en todas las dimensiones de la vida, espe– cialmente la doméstica; por ello, Pablo se esfuerza en diferenciar los ámbitos doméstico y social del eclesial, y podría explicar, al menos en parte, algunas de las acusaciones que se hicieron después a los cristianos (de alterar la fa– milia o de ser ellos unos afeminados 75 ). Carlos Gil Arbiol 94
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