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59 Cf. D. HORRELL, SoJidarity and Difference. A contemporary reading of Paul's Ethics (London 2005) 122. 60 Cf. SENECA, Epistolas 95.52; De Ira 2,31.7. 61 Cf. PLATÓN, Politica 5,462c-d; ARiSTóTELES, PoIFtica 5.1302b, 35-37. 62 Cf. TITO LIVlO, Historia 2.32; PLUTARCO, Coriolanus 6.1-4; DIO CASIO, Frag. 4.17; DIONISIO DE HALI– CARNASO 6.83.1-88.4; también: MARTIN, 3-136. 63 Cf. Menenio Agripa segúnTITO LiVlO, Historia 2.32; cf. MARTlN, 93; B. LINCOLN. Discurse and the construction ofsociety. Comparative studies ofmyth. ritual and c/assification (Oxford 1992) 145. 1) El cuerpo revestido como imagen de la ekklesia La primera de las consecuencias que hemos mencionado es la utiliza– ción del modelo del cuerpo sin diferencias étnicas, sociales o sexuales como modelo de la ekklesia. En este punto Pablo parece seguir una práctica común entre algunos filósofos y retóricos que utilizaban de modo análogo la ima– gen del cuerpo en el contexto helenístico y grecorromano con variados fines 59; como analogía del cuerpo social y político en el que los individuos son parte de un todo más amplio w ; o para mostrar una forma ideal y equilibrada de organización socia1 61 ; O como legitimación ideológica del status quo y de la autoridad de las clases gobernantes 62 ; o como argumento para reflejar la im– portancia de los miembros considerados secundarios (manos y pies) para ali– mentar al centro del cuerpo (estómago)63. Carlos Gil Arbiol metáfora del cuelpO de Cristo, de la ekklf}sia (cf. 1 Ca 12,27) y, segunda, que el creyente revestido no puede establecer ninguna diferencia étnica, social o sexuaL Ambas consecuencias suscitan tantos problemas a un lector actual como, probablemente, causaron a un destinatario de la misión paulina. Uno de los problemas más importantes es el alcance de la segunda consecuencia a partir de la primera, es decir, en qué ámbito (espacial, temporal, sociaL ..) la anulación de las diferencias sexuales tenía efecto y cuál era el grado de apli– cación (simbólico o real). Ga 3,28 sólo se aplica para los bautizados, que per– tenecen a la ekklesia; entonces, ¿qué ocurre con los demás ámbitos de la vida Qa casa, la ciudad, las asociaciones, los gremios.. .) a los que un creyente podía pertenecer? Si en una casa sólo hay algún bautizado y los demás no lo son, ¿hasta qué punto se aplicaba esa anulación de diferencias allí? Vamos a dete– nernos brevemente en ambas consecuencias para ver qué nos revelan del sen– tido que Pablo dio a la reformulación del mito de la creación. 90

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