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48 La versiÓn latina deja más claro que la griega el subrayado de "hacerse varón"; cf. PIÑERO– DEL CERRO, Hechos apócrifos de los apóstoles 11, 757.771. 49 PASTOR DE HERMAS, Visiones 3,8 describe las siete virtudes como siete mujeres en torno a una torre: "¿Ves siete mujeres en torno a la torre?' 'Las veo, señora', le contesté. 'Esta torre por ellas es sostenida, conforma a la orientación del Señor. La primera de ellas, la de manos ro– bustas, se llama Fe. Por ésta se salvan los elegidos de Dios. La segunda, que está ceñida y tiene aire varonil (&vopt(O~ÉVll] es la Continencia, y es hija de la Fe... "; traducción de D. RUlz BUENO, Padres Apostólicos (Madrid 1950) 958. 50 Se postula la existencia de cinco sacramentos entre los cuales la "cámara nupcial" es el más elevado. El vestido o el cuerpo de luz que se recibe el iniciado gnóstico se recibe, en ocasio– nes, en el bautismo (EvFe 101; 106J y, en otras ocasiones, en la "cámara nupcial" (EvFe 77; 95); d. MEEKS, 190. 51 Ef 4,13: \lÉxpt KC(rC(vt1Íow~Ev ot 1({ívrE~ ele; ... &vopC( ré;;'Etov. 52 Cf. EvTom 51; 113. El secreto conocimiento de ello es lo que obtiene la salvación (EvTom 1). 87 acepte, dejará de existir la muerte" (EvFe 71). En los hechos apócrifos de Tecia, ésta es presentada como modelo de mujer "que se hace a sí misma varón" cortándose el pelo y poniéndose vestidos de varón (HchPbTcl25 y 40)48. Por su parte, el Pastor de Hermas ilustra la virtud de la encrateia con la imagen de una mujer adornada de tal modo que parece un varón 49 • No se trata pues de una restauración de la imagen andrógina inicial, sino de la revalorización y recuperación de una imagen masculina, el primer varón, por cuya separa– ción la mujer atrajo todos los males. El bautismo (o la cámara nupcial en los gnósticos, el "beso santo"50) recupera ese estado ideal de los perfectos varo– nes (liVOpEl; TÉAELOL)51. Para estos grupos el "nuevo cosmos" ya ha llegado 52 y la escatología se ha realizado, está al alcance del conocimiento (y autocono– cimiento) de todos OivTom 1). Estos textos reflejan una constante: el recurso a la imagen del cuerpo y su tratamiento para la creación de la identidad. Sin embargo, es interesante señalar el diferente uso del mito de la restauración del ser primigenio y las dis– cusiones sobre la importancia de Gn 1,26-27 respecto de Gn 2,21-22. Así, mien– tras unos afirma la originalidad inicial del ser andrógino, otros apelan a la "per– fección" del primer hombre masculino. Tanto unos como otros utilizan el mito para explicar y justificar una cosmovisión y, consecuentemente, una estructura social. Los primeros dan prioridad a Gn 1,27 y pretenden recuperar el ser ini– cial en el que no hay división de sexos; los segundos, por el contrario, dan prioridad a Gn 2,21 y pretenden recuperar el primer varón creado, cuando la La evol ución de la imagen del cuerpo en la tradición paulina

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