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233 Carlos Gil Arbiol REVISTA BÍBLICA 2018 / 3 4 puestas ante problemas cotidianos con el criterio, no de ser eficaz, sino de imitar al Dios de la cruz. Termino con una última alusión a la propuesta ética de la cruz (1 Cor 8; 10), que se formula sobre el cuidado del otro por encima de uno mismo (1 Cor 6,12-20) 87 . El problema de “los que van con prostitutas” no es abor- dado por Pablo como un problema individual, sino colectivo. El ejercicio de la sexualidad era, ante todo, un asunto de poder, de ejercicio del –o su- misión al– poder y dominación sobre la base del género, la edad y la posi- ción social 88 ; la jerarquía que establecía quién tenía control sobre quién para abusar de otros –sexualmente también 89 – era bastante clara 90 , y las prostitutas estaban en lo más bajo de esta escala. El problema con que se enfrenta Pablo no es una cuestión, pues, de moral sexual, sino de control y abuso de personas débiles, que comprometía la identidad de la persona, del grupo al que pertenecía y, por tanto, del Dios al que apela y que refleja con su comportamiento. Cada miembro del “cuerpo del Mesías” (1 Cor 12,27) es responsable de las partes más débiles del cuerpo; y, además, debe com- portarse con todos como el Mesías en la cruz: sin imposición ni abuso. Por este motivo, Pablo aborda este problema como un tema comunitario, de la ekkl ē sía: ¡Huid de la prostitución! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que prostituye peca contra su propio cuerpo. ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y ha- béis recibido de Dios, y que no os pertenecéis? ¡Habéis sido bien compra- dos! Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo (1 Cor 6,18-20). 87 Esto coincidía con algunos formulados propios de los estoicos y del control de las pasiones; cf. G il A rbiol , “La casa amenazada”, 55. 88 Cf. R ichlin , The garden of Priapus, 55. 89 Cf. F redrick , “Mapping penetrability in Late Republican and Early Imperial Rome”; W alters , “Invading the Roman Body”. 90 C rossan – R eed , En busca de Pablo, 320-321: “Las nociones de actividad y pene- tración no estaban delimitadas solo por el género. La clase y el rango eran factores que entraban en la ecuación en tal medida que la masculinidad y la feminidad no eran los únicos criterios para la conducta normativa. El hombre adinerado era libre de penetrar activamente casi a cualquiera; su objeto podía ser una mujer, un mu- chacho o un hombre de clase inferior. Así es como se debe aceptar la generalizada y aparente aceptación de la homosexualidad en Grecia y Roma. En Grecia había sido corriente durante largo tiempo que hombres adultos dueños de tierras pene- traran no a otros hombres adultos de rango similar, sino a muchachos jóvenes [...] que eran perseguidos y penetrados como mujeres, desechados y reemplazados cuando alcanzaban la virilidad y les crecía el vello facial, pero nunca, en ningún caso, podían penetrar a sus amos”.
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