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230 LA CRUZ Y EL IMPERIO EN EL PROYECTO DE PABLO REVISTA BÍBLICA 2018 / 3 4 En coherencia con ello, Pablo desarrolló una pequeña teología del cuerpo a partir de la idea fundamental de un Dios revelado en la vulnerabi- lidad de una víctima del Imperio romano 82 . “Llevamos siempre en nues- tros cuerpos por todas partes la muerte de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo” (2 Cor 4,10). Las víctimas del poder y la represión del Imperio, aquellas que sufrían o habían experi- mentado de alguna forma las consecuencias de la cruz, podían descubrir en Jesús no solo un modelo de esperanza o de superación: podían experimen- tar la cercanía de un Dios que se abajaba y humillaba con ellos para aco- gerlos, valorarlos en su sufrimiento. Este Dios les entendía y les ofrecía un modo de ser diferente precisamente en sus estigmas personales, políticos, étnicos, etc. Ser mujer, esclavo, extranjero, empobrecido, enriquecido, en- fermo, pobre, inculto o inútil eran, precisamente, estigmas que permitían experimentar la cruz como un modo de asemejarse a Dios; no a Júpiter, que se imponía y dominaba a los demás, creando más víctimas, sino a un Dios como el de Jesús, que se abajaba para levantar al otro. “En adelante, nadie me moleste, pues llevo sobre mi cuerpo las señales de Jesús [tà stígmata tou I ē sou]” (Gal 6,17). Así les muestra Pablo a los gálatas sus credenciales dentro de la ekkl ē sía: sus estigmas le dan autoridad, sus heridas le permiten entenderse como humano; sus debilidades, como fuerte. Pablo desarrollará a partir de esta paradoja un entramado teológico, una cosmovisión en torno a la cruz como si fuese un tesoro escondido. La identidad de los creyentes es vivir de acuerdo con el modelo descubierto en la cruz (Flp 2,6-11). Desde ahí, el grupo que forman debe parecerse en lo posible a la paradoja de la cruz (1 Cor 1,26) e, incluso, organizarse según los principios de la cruz (1 Cor 12,12-22). Este aspecto, aunque está atravesado por la ambigüedad y su carácter retórico, resulta relevante en este momento. Toda la primera carta a los Corintios es fuertemente retórica, y algunos de sus argumentos están al servicio del impacto que su autor desea producir, de modo que debemos extremar el cuidado a la hora de sacar consecuencias de los da- tos que ofrece 83 . Sin embargo, la información que brinda en 1 Cor 1,26-31 82 “Si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo haya muerto ya a causa del pe- cado, el espíritu es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, aquel que resucitó a Cristo de en- tre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu, que habita en vosotros […] También nosotros, que poseemos las primicias del Es- píritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo” (Rom 8,10-11.23). Cf. G il A rbiol , “Cuerpo y casa en la carta a los Romanos”. 83 Cf. el magnífico comentario de P ereira D elgado , Primera carta a los Corintios .
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