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219 Carlos Gil Arbiol REVISTA BÍBLICA   2018 / 3 4 exaltación (hyperyps ō sen), nombramiento supremo (ónoma tò hypèr pan ónoma), dignidad (pan góny kámps ē ), alabanza (exomolog ē s ē tai) y gloria (dóxan)  47 . De estos dos momentos, aquel en el que Jesús Mesías manifies- ta la “forma de Dios” es precisamente el primero, no el segundo. Jesús no ha explotado una imagen de Dios (ouk harpagmòn h ē g ē sato tò einai ísa the ō ) de poder o beneficio propio (harpagmòn), sino que ha escogido el camino del abajamiento y vaciamiento; esto es lo que le hace ser forma de Dios. Pablo revela aquí una convicción fundamental: este modo de proce- der de Jesús, que culmina en la cruz, es la mejor forma de hablar de quién es Yahvé y cómo actúa en la historia; esto es lo que subraya la conclusión con la que Pablo cierra el himno: “Para gloria de Dios”. La historia de Jesús, su abajamiento hasta la cruz, tiene una dimensión teológica: revela quién es Dios. Similar a esta expresión es otra que Pablo utiliza en varias ocasio- nes: que Jesús crucificado es “icono de Dios” (eik ō n tou theou, 2 Cor 4,4; cf. Rom 8,29; 1 Cor 11,7; 2 Cor 3,18)  48 . En su enfrentamiento con los opo- nentes en Corinto, Pablo se defiende así: “Si todavía nuestro Evangelio está velado, lo está para los que se pierden, para los incrédulos, cuyo enten- dimiento cegó el dios de este mundo para impedir que vean el resplandor del Evangelio de la gloria del Mesías [euaggelíon t ē s dóx ē s tou Jristou], que es icono de Dios” (2 Cor 4,3-4). Pablo explica el “Evangelio de la glo- ria del Mesías” vinculado a la cruz, tal como recoge en 1 Cor 2,7-8: “Ha- blamos de una sabiduría de Dios […] desconocida de todos los jefes de este mundo, pues, de haberla conocido, no habrían crucificado al Señor de la gloria [ouk àn tòn kyriou t ē s dóx ē s estaúr ō san]” . Cuando Pablo habla del “icono de Dios”, se refiere, pues, al descubrimiento de la imagen de Dios que se revela en la cruz  49 , una imagen paradójica que irradia una gloria que ni otros seguidores de Jesús –los oponentes en Corinto– son capaces de captar. Así concluye ese pasaje: “El mismo Dios que dijo: “Del seno de las tinieblas brille la luz”, la ha hecho brillar en nuestros corazones, para ilu- minarnos con el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo [gnosis t ē s dóx ē s tou theou en pros ō p ō (I ē sou) Jristou]” . Y así lo 47  El “nombre sobre todo nombre” (Flp 2,9) final supera con mucho el abaja- miento inicial (cf. Rom 1,4), por lo que probablemente el texto no alude a la prexis- tencia de Jesús, sino más bien a la identidad del Dios que se revela en esa actua- ción de Jesús; cf. D unn , Christology in the making, 116. 48  Ralph Martin sostiene que eík ō n y morf ē son sinónimos en este sentido: M ar ­ tin , Carmen Christi, 102-119. 49  Cf. C onzelmann , 1 Corinthians, 63: “This is the very means of bringing out the point, the theologia crucis, and hence the paradoxical conjunction of Kyrios and cross”.

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