BCCCAP00000000000000000000781
217 Carlos Gil Arbiol REVISTA BÍBLICA 2018 / 3 4 imagen de santidad, pureza y gloria mediante el cumplimiento de los pre- ceptos, fundamentalmente aquellos de carácter ético (cf. Rom 2,17-24), pero también los de naturaleza ritual (cf. 1 Cor 5-6) 40 . El Crucificado, sin embargo, revelaba una imagen de Dios de debilidad, vulnerabilidad y aba- jamiento. Este giro teológico, esta nueva imagen de Dios, hizo desplazar el centro de su nueva cosmovisión desde la cristología hacia la teología. Di- cho de otro modo, podríamos decir que, tras su vocación, Jesús crucificado se convierte en el genitivo “de Dios”, en la imagen dominante de Dios para Pablo. Jesús se convierte en un espejo de Dios; lo ocurrido y descubierto en la cruz le habla a Pablo del Dios de Jesús, de Yahvé 41 . Ese empeño sincero para reproducir la imagen de Dios mediante el cumplimiento de las normas de la Torá, como decimos, debió de resultar frus- trante, a juzgar por lo que hemos dicho respecto al testimonio de Rom 7,7-25: la misma Ley le enseñó que no podía dejar de codiciar, hasta afirmar: “Yo, por la Ley, he muerto a la Ley” (Gal 2,19). Pablo es consciente de que no podía reflejar esa imagen de pureza y santidad deYahvé, aunque esta consciencia la adquiera años más tarde. Su empeño por ser un espejo de aquella imagen de Dios pura y santa resultaba infructuoso, como si un velo puesto sobre su ros- tro le impidiera hacerlo. Sin embargo, la nueva imagen de Dios que se revela- ba en la cruz de Jesús resultaba del todo nueva; por eso puede decir que “hasta el día de hoy permanece ese mismo velo en la lectura delAntiguo Testamento, y no se levanta, pues solo en Cristo desaparece; cuando se convierta al Señor, caerá el velo” (2 Cor 3,14-15). La nueva imagen de Dios descubierta en Jesús le permite, ahora sí, reflejar a Yahvé: “Todos nosotros, que con el rostro des- cubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor” (2 Cor 3,18). Pa- blo usa varias imágenes para explicar esta novedad. En Rom 1,16 afirma que “el Evangelio es fuerza de Dios”. Esta ex- presión resulta lógica cuando la aplica a la resurrección (como en 1 Cor 6,14; 2 Cor 13,4), pero es paradójica cuando se trae para referirse a la cruz de Jesús (1 Cor 1,18.24; 2,5; 2 Cor 4,7-10), y esta paradoja es una de las 40 El argumento que desarrolla en 1 Cor 6,12-20 resulta muy revelador para captar la relación entre el comportamiento ético (las relaciones personales con otras personas, especialmente aquellas vulnerables) y el concepto de pureza ritual del que habla el Levítico: “¡Huid de la fornicación [porneía]! Todo pecado que come- te el hombre queda fuera de su cuerpo; mas, el que fornica, peca contra su propio cuerpo. ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis? ¡Habéis sido bien com- prados! [ ē gorásth ē te gàr tim ē s]. Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo” (5,18-20). Cf. G il A rbiol , “Comida y sexo en el naciente cristianismo”. 41 La tradición pospaulina lo explicará con más claridad en Col 1,15: “Él es ima- gen de Dios invisible”.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz