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LA CONSTRUCCiÓN DE LA EKKAH~IA A TRAVÉS ... 155 tidad y pureza de los hijos de un matrimonio mixto (creyente-no creyente)34. La capacidad de establecer un matrimonio legal (conubium) era la que esta– blecía la legitimidad de la descendencia 35 . Sin embargo, Pablo interpreta esta legitimidad en términos de "santidad-impureza" (á'rwafJ.ós-áKa8apala) dejando en evidencia que el matrimonio mixto podía ser interpretado por algunos como una transgresión de las fronteras de la EKKAllala. La preferen– cia de Pablo por el celibato (quizá más radical al inicio de su misión) resul– ta, evidentemente, insatisfactoria ante los problemas de este tipo, igual que hemos visto con su inicial prohibición de la carne sacrificada a los ídolos y su aprobación posterior. Así, Pablo desarrolla el sentido "santificador" del matrimonio (1 Cor 7,14.16), que le permite hacer frente a otro tipo de ame– nazas contra las que su preferencia por el celibato resulta insuficiente o con– traproducente.. En tres ocasiones más utiliza Pablo esta idea del matrimonio; las tres relacionadas entre sí. Así, en primer lugar, en 1 Cor 7,1-9, la inicial preferen– cia por el celibato (1 Cor 7,7-8.28b.37 040) que ban asumido algunos corin– tios es aceptada teóricamente por Pablo pero no prácticamente (igual que la respuesta de Pablo sobre los "idolotitos" en f Cor 8,1-13) para evitar la 7TOP– VEla (1 Cor 7 ,2), la áKpaala (1 Cor 7,5) Y la falta de E'rKpaTEla (1 Cor 7 ,9)36, que son, como hemos visto, puertas para la idolatría; su insistencia en la reci– procidad y en el "cumplimiento del deber" matrimonial tienen como objeto cerrar esa puerta abierta a la idolatría, y en ningún caso dar argumentos a los grupos que propugnan más libertad para la mujer (cf. 1 Cor 11,2-16). No pre– tende Pablo mostrar su concepción del matrimonio, pues no se podría expli– car entonces el silencio sobre la función procreadora que parece ignorar completamente. El segundo ejemplo lo vemos en 1 Cor 7,27-28.36. Aquí, por dos veces repite Pablo que el matrimonio "no es pecado", dejando en evidencia la pre– gunta a la que responde. En el primer caso (1 Cor 7,27-28), la repetición del principio de quedarse como uno está no oculta que se trata de la posibilidad de volverse a casar quien se ha separado (como aconseja la traducción del perfecto AÉAvam); Pablo responde que no peca quien se case (de nuevo) en esas circunstancias. Del mismo modo, en el segundo caso (1 Cor 7,36), la presión social (aumentada por la Lex Julia) le hace a Pablo modificar de nuevo su postura inicial y permitir el matrimonio. En ambos casos, la ame- 34 cr. M. Y. MacDonald, "Ear1y Christian Women Married to Unbelievers", Stlldies in Religion19.2 (1990) 221-234. 35 Cf. nota 14. 36 Cf. M. C. Nussbaum, La terapia del deseo: teorfa y práctica en la ética he/entstica, Paid6s, Barcelona 2003; D. B. Martin, "Paul without Passion: On Paul's Rejection of Desire in Sex and Marriage", in: H. Moxnes (ed.), Constructing Early Christian Families, Routledge, London 1997,201· 215.

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