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E l f r a c a s o d e l p r o y e c t o d e P a b l o y s u r e c o n s t r u c c i ó n 381 un gentil creyente en Cristo era, según su exégesis bíblica, un hijo y heredero de Abraham, el padre de Isaac y Jacob/Israel. Pablo integra a los gentiles cre- yentes en el pueblo de Israel mediante la filiación ahijada, adoptada (Ga 3–4). Segundo, cuando al final de su vida tuvo que elaborar con más detenimiento este argumento para presentarlo a la comunidad de creyentes romanos, lo hizo mediante la metáfora del olivo cultivado (imagen de Israel) al que se le han caído algunas ramas naturales (judíos no creyentes en Jesús) y al que le han injertado “contra-natura” unas ramas de olivo silvestre (gentiles creyentes en Jesús) de modo que puedan compartir todos la misma savia y los mismos frutos (Rm 11,16-24). Tercero, cuando escribe esa última carta a Roma lo hace también para preparar su viaje a Jerusalén con el dinero recolectado entre sus comunidades (formadas mayoritariamente por gentiles) y pedir que ese dinero sea aceptado. Más allá de los posibles simbolismos relacionados con el templo y el fuerte sentido de comunión con aquellos con los que había disentido y de los que se había alejado años atrás, este gesto era la prueba de que las ramas injertadas eran capaces de aportar también algo al olivo cultivado (aunque fuese suavizar la penuria y escasez de los de Jerusalén); la pasión e intensidad que pone a sus palabras (Rm 15,30-33) refleja que Pablo pensaba que la aceptación del dinero de los gentiles era la aceptación del injerto en el Israel de la promesa: si aceptaban el dinero aceptaban a los gentiles creyen- tes como los hijos de la promesa ( τὰ τέκνα τῆς ἐπαγγελίας , Ga 3,14-29; 4,28; Rm 9,8). Los tres datos apuntan en la misma dirección: Pablo quiere integrar a los gentiles creyentes en el “Israel de Dios”. Así, Pablo fue creando asambleas ( ἐκκλησίαι ) que debían mostrar ya en el presente lo que Israel estaba llamado a ser en el futuro inmediato, cuando Dios triunfara definitivamente y comenzara su reino escatológico (1 Co 15,24.50). Estas asambleas tenían que ser las primicias que mostraran a todas las naciones (incluido Israel: Ga 6,16; Rm 2,28-29; 11,25-26) lo que debían ser. Este es el núcleo del proyecto histórico que fracasará y que, como veremos, exigirá cambiar el plan inicial, el de la ἐκκλησία al servicio del reino escatológico, por uno nuevo, el del reino escatológico como idealización de una forma de ἐκκλησία . Desde este punto de vista, el cristianismo que surgirá más adelante (con la confluencia de más tradiciones o círculos de seguidores de Jesús) se explica mejor como el resultado del fracaso de la idea de Pablo de hacer del “Israel según la carne” el “Israel de Dios”; el fracaso de esta idea junto con el éxito práctico de unas asambleas que crecieron y tuvieron impacto

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