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E l f r a c a s o d e l p r o y e c t o d e P a b l o y s u r e c o n s t r u c c i ó n 401 ticamente “amables” que ampliaron la pluralidad y dieron más valor a los miembros socialmente relevantes e influyentes 82 . La preferencia de Pablo por personas marginales o insatisfechas (1 Tes 2,7; 1 Co 1,26-28), va a dar paso a un mayor protagonismo de quienes reproducen los valores centrales y hegemónicos. Mientras que Pablo, como hemos visto más arriba, había reconocido un lugar privilegiado para “los locos”, “los débiles”, “lo despreciable del mundo”, “lo que es [considerado] nada” (1 Co 1,26-28), las cartas deuteropaulinas presentan como modelo al “varón perfecto” ( ὁ ἀνήρ τέλειος ) y desprecian al ignorante o inmaduro ( νήπιος , Ef 4,13-14) 83 . El excesivo protagonismo que los miembros subordinados (especial- mente esclavos y mujeres) tuvieron en la primera generación se compensará favoreciendo el liderazgo de personas que representen mejor el patriarcado; las cartas pastorales lo concretarán al restringir la autoridad en la ἐκκλησία a los varones cabeza de familia ejemplares (cf. 1 Tim 3,1-7). Así, las resistencias de Pablo al patriarcado se van a suavizar incorporándolo progresivamente. Éste se fue imponiendo conforme la esperanza escatológica se enfriaba, se desplazaba a un futuro más lejano, y ganaba apoyos un modelo más convencional de estar en el mundo (Col 3,18-4,1; Ef 5,21-6,9) 84 . Resulta interesante comprobar cómo, de los tres pares de opuestos que Pablo había mencionado en Ga 3,28 para expresar la novedad de la ἐκκλησία , en las cartas deuteropaulinas ya no se mencione más que el primero: judíos y gentiles. Pablo, como he dicho antes, había dado las mismas posibilidades para orar y profetizar a varones y a mujeres (1 Co 11,4-5; 14,31); había alterado la relación de esclavos y amos (1 Co 7,22) y había transformado a los esclavos en hermanos para sus amos (Flm 1,10-16); había creado posibilidades reales para la mesa compartida de 82 Cf. D. G. H orrell , “From adelphoi to oikos theou: Social Transformation in Pauline Christianity”: JBL 120 (2001) 293-311. Las persecuciones a los cristianos que se generalizaron a finales del siglo II y durante el siglo III no desmienten esta idea; los cristianos siguieron mostrando una identidad definida por unas prácticas y valores que desafiaban la obsesión romana por el control, el orden y el mantenimiento de su propio universo simbólico. Sin embargo, la estrategia de defensa de los cristianos ante las persecuciones fue presentarlas como falsas en injustas e identificar a los mártires con los valores cul- turales y éticos hegemónicos del imperio romano, como la muerte honorable. Esta estrategia que consistía en presentarse como ciudadanos modelo muertos injustamente fue exitosa y logró imponerse en el siglo IV con Constantino y Teodosio. Ver: C. R. M oss , The myth of persecution: how early Christians invented a Story of Martyrdom (New York 2013). 83 Cf. L. N ortje -M eyer , “Questioning the perfect male body: a critical reading of Ephesians 4:13”: Scriptura 90 (2005) 731-739. 84 Cf. M acdonald , Las comunidades paulinas, 157-180.

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