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E l f r a c a s o d e l p r o y e c t o d e P a b l o y s u r e c o n s t r u c c i ó n 393 y Pablo cumplieron mientras que Israel no. Por otra parte, las afirmaciones de Pablo sobre el relativo valor de la ley resultaban ahora peligrosas porque podían incitar comportamientos revolucionarios o rebeldes (antinómicos) que amenazaran la estrategia imperante de ser ciudadanos modelo. Por tanto, se impuso una nueva lectura del concepto de “justicia” (que en Pablo era la ac- tuación gratuita de Dios para considerar a todos justos) para designar ahora el “hacer lo correcto”, “comportarse según las leyes”. De este modo Pablo pudo pasar a ser considerado maestro moral para el siglo II e.c 55 . Una relectura polémica (pero muy matizada) de la postura de Pablo respecto de la ley es la que aparece en el Evangelio de Mateo. Mateo escribe, probablemente, desde Antioquía en los años 80 e.c. Es heredero, quizá, del modelo petrino que había triunfado en esa ciudad desde los años 50, cuando Pablo se marchó para iniciar su misión independiente 56 . Aquel modelo de consenso que no exigía la circuncisión pero sí el cumplimiento de ciertas prácticas rituales había servido para resolver un conflicto coyuntural pero no respondía a las exigencias de los nuevos tiempos, cuando la apertura a los gentiles ya no era algo minoritario, simbólico (como lo fue en los años 40 y 50 e.c.), sino la realidad que se estaba imponiendo. Mateo se ve en la tesitu- ra de tener que justificar y legitimar este paso en la tradición de Jesús. Para ello se apoya en la figura de Pedro que, probablemente para este tiempo, ya ocupaba en la memoria de los creyentes en Cristo un lugar central y de consenso; Pedro es, para Mateo, el que justifica un modelo de seguidor de Jesús vinculado todavía a tradiciones judías, pero moderado, que sabe abrir- se y adaptarse a las nuevas circunstancias. Su polémica contra los que llama “falsos profetas” (cf. Mt 7,15-23) parece ser un problema con otros seguidores de Jesús (ya que Mateo reconoce que confiesan a Jesús como Señor: Mt 7,21: “no todo el que me diga ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre”). Este detalle ha sido puesto en relación con algunas afirmaciones paulinas, como la recogida en Rm 10,13 (“Pues todo el que invoque el nombre del Señor se salvará”) para postular una polémica antipaulina 57 . Si afirmar que Mateo está polemizando contra Pablo parece in- 55 Cf. P ervo , Pablo después de Pablo, 366. 56 Cf. R. A guirre M onasterio , “La segunda generación y la conservación de la memoria de Jesús: el surgimiento de los evange- lios”, en: R. A guirre M onasterio (ed.), Así empezo el cristianismo (Estella 2010) 195-254 (esp. 219-229). 57 Cf. J. W eiss – R. K nopf , The History of primitive Christianity (2 Vols.) 2:753; S. G. F. B randon , The fall of Jerusalem and the Christian church: a study of the effects of the Jewish overthrow of A.D. 70 on Christianity (London 1951).

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