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E l f r a c a s o d e l p r o y e c t o d e P a b l o y s u r e c o n s t r u c c i ó n 385 Pablo pretendía algo más; quería que esas asambleas aparentemente “débiles”, “despreciables”, “necias”..., fueran ejemplo y modelo de lo que debía ser Israel, fueran ejemplo de lo que Yahvé quería que Israel reflejara a todas las demás naciones (2 Co 3,12-18). La luz que Israel debía ser para los pueblos Pablo la entendió de este modo tan peculiar: era la luz de un Dios que se reflejaba en los rostros de las víctimas, los marginados, los que no contaban para Roma ni para los poderes, como lo había hecho en la cruz de Jesús. Este aspecto alternativo de la ἐκκλησία permite entender también su carácter ambiguo entre la casa y la ciudad. En un contexto social marcado por la división de los ámbitos político y doméstico, las asambleas de Pablo se mantuvieron en un estudiado espacio intermedio que abarcaba aspectos de la esfera pública y de la privada 34 . Probablemente, Pablo proyectó en la ἐκκλησία su comprensión del judaísmo como religión política, idea compar- tida por la mayoría de judíos de su tiempo 35 . Esta idea subyacente que Pablo aplicó, no sin fuertes conflictos, le dio a sus asambleas un perfil más político que doméstico y ello generó una gran ambigüedad entre los miembros de las asambleas, que no sabían si tenían que regirse en la ἐκκλησία por las normas y valores domésticos o por los políticos. Una comparación con las funciones que Aristóteles le dio a la πόλις 36 muestra que Pablo subordina la familia y el creyente a la ἐκκλησία (al “cuerpo de Cristo”) del mismo modo que Aristóte- les subordina la familia e individuo a la πόλις , como se puede apreciar al ver el tratamiento que Pablo hace de las comidas comunes, de la regulación del matrimonio, de los conflictos sociales, del acceso a las asambleas o del control de la desviación, temas que aborda igualmente Aristóteles como propios de los gobernantes de la πόλις . Esto nos revela que las asambleas tenían una base doméstica pero una configuración y unas prácticas políticas. La ambigüedad que esto creó, Pablo no la terminó de resolver; en parte por la inminencia escatológica que le impedía una visión a largo plazo, pero sobre todo, por- que de ese modo lograba que la igualdad fundamental de los creyentes, tal 34 Esto lo he desarrollado en otro lugar: C. G il A rbiol , “De la casa a la ciudad: criterios para comprender la relevancia de las asambleas paulinas en 1Cor”, Did 38 (2008) 17-50. Ver también: J. Ø kland , Women in their place: Paul and the Corinthian discourse of gender and sanctuary space (London; New York 2004) 146-148; J. Z. S mith , To Take Place: Toward Theory in Ritual (Chicago 1987). 35 Cf. R. A guirre , Ensayo sobre los orígenes del cristianismo: de la religión política de Jesús a la religión doméstica de Pablo (Estella 2001) 11-41. 36 Cf. B. B lumenfeld , The political Paul: justice, democracy and kingship in a Hellenistic framework (London 2001) 112-119.

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