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El carisma de Pablo y su imagen de Jesús 8 C.J. Gil Arbiol 02/03/2017 Otro ejemplo de esta inversión en los miembros de la comunidad lo encontramos en una rápida referencia que Pablo, bien es verdad, no exprimirá ni tratará de aplicar socialmente. Se trata del dicho de 1 Cor 7,22 sobre los esclavos: “El que recibió la llamada del Señor siendo esclavo, es un liberto del Señor; igualmente, el que era libre cuando recibió la llamada, es un esclavo de Cristo”. Esta afirmación es difícilmente sostenible en sus consecuencias comunitarias, pero Pablo aplica el principio de inversión simbólica para ofrecer una escala de valoraciones personales invertida respecto a su entorno, apoyada en Cristo. 3) Nuevos valores. Nos podíamos fijar en muchos ejemplos de cómo Pablo invierte los valores dominantes. Quizá el ejemplo más claro sea el que presenta en el primer capítulo de 1 Cor. La sabiduría, la nobleza, el poder, son invertidos simbólicamente, para ser reemplazados por la estupidez, la necedad y la locura, cuyo signo es, inequívocamente, la cruz de Cristo (1 Cor 1,23-25). Esta inversión debe cargar con las etiquetas más negativas de casi todos los grupos de su entorno. Pablo lo apoya en el acontecimiento de la muerte y resurrección de Jesús. Por último, en 2 Cor Pablo invierte el sentido de la pobreza y la presenta como riqueza y viceversa: “Conocéis la generosidad de nuestro Señor, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza” (2 Cor 8,9). La muerte de Jesús será el paradigma que aplique doblemente para provocar la generosidad de los Corintios invirtiendo radicalmente el sentido de la pobreza y la riqueza. 4. Conclusión Hemos utilizado el texto de 2 Cor 3,12-18 como una ventana para asomarnos a la experiencia carismática de Pablo y hemos creído descubrir que en él al Pablo que nos está revelando buena parte de su propio proceso de conocimiento del Señor descrito como un “desvelamiento”. La relectura que Pablo hace de Ex 34,33-35 nos muestra uno de sus descubrimientos más importantes: aquel velo que se puso Moisés quería impedir que los israelitas vieran cómo decaía el brillo en su rostro porque era incapaz de retener la gloria de Dios. La ley tenía puesta fecha de caducidad desde el inicio pero Pablo no lo descubre hasta que encuentra en el Crucificado, aquel maldito de Dios, al que “trae la paz” y “cura con sus cardenales”. Este desvelamiento le delata a su vez su propio rostro, su incapacidad para cumplir la ley, y la libertad que se le abre tras aquel velo. Y será precisamente la libertad la que le haga identificarse cada vez más con el rostro del Señor de modo que nada le atará ya al pasado, sino la firme voluntad de ser fiel al Espíritu que le da la libertad. Y Pablo comenzará un proceso de identificación con el Señor basado en la imitación del principio de inversión simbólica que él ha descubierto: el Crucificado ha sido glorificado por Dios. Así, Pablo conseguirá generar una alternativa con un fuerte poder resocializador, basado en la inversión de valores y comportamientos que alcanzan a su persona, a la creación de la ecclesia , a la identificación de los miembros de las comunidades, a los nuevos valores del grupo. El carisma de