BCCCAP00000000000000000000778

El carisma de Pablo y su imagen de Jesús 7 C.J. Gil Arbiol 02/03/2017 3. La inversión de los valores desde Jesús. Las cartas a los corintios nos ofrecen una magnífica serie de ejemplos de este proceso de asimilación y reflejo de la imagen del Señor. La imitación de Cristo de la que Pablo hace gala y que le permite ponerse como modelo ante los corintios en 1 Cor 11,1 no es sino la punta del iceberg de una situación que abarca casi todas las facetas de su vida. La identificación que Pablo hace con su Señor se extiende más allá de ese espejo simbólico que él pretendía ser: va a concretarse en el modo de formar la ecclesia , de ser apóstol, de organizar la comunidad, etc. En resumidas cuentas, va a dar cuerpo a una nueva escala de valores radicalmente invertida a la que dominaba en su entorno. Para legitimar el nuevo universo simbólico que Pablo desarrolla se apoya continuamente en el principio de inversión simbólica que constituyó la muerte y resurrección de Cristo. Este paradigma invierte los valores y las atribuciones del entorno de Pablo elevando al más alto nivel lo que otros pueden considerar bajo. Entre las consecuencias directa de este proceso encontramos la elaboración de unos valores y comportamientos con gran poder resocializador para los seguidores. Veamos algunos ejemplos. 1) El nuevo Pablo. En las dos cartas a los corintios encontramos los mejores ejemplos de la inversión de los valores dominantes aplicada a la persona de Pablo. Como hemos dicho al inicio, algunos le negaban el título de apóstol (1 Cor 9,2), le despreciaban por inculto e ignorante (1 Cor 2,1-5; 2 Cor 10,1.10; 11,6; etc.), por débil y enfermo (2 Cor 4,7; 5,1; etc.), por egoísta y ambicioso (2 Cor 12,16-18), engreído y arrogante (2 Cor 3,1; 5,12; 11,18; etc.), etc. La respuesta de Pablo a todas estas acusaciones tiene un núcleo común: la debilidad, la persecución, la incapacidad, la enfermedad, la muerte, fueron radicalmente invertidas por Jesús en la cruz para dar paso a la fuerza, a la vida, al poder, a la gloria. En 2 Cor 4,10 dice: “Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo”. Llegará a decir: “cuando soy débil, entonces es cuando soy fuerte” (2 Cor 12,10). Porque será precisamente su debilidad, que él no oculta, lo que revele que su obra no se puede sostener en sí mismo, sino en la fuerza de Otro; de este modo todas las acusaciones contra su capacidad, su fuerza o su ambición se invierten radicalmente para ser pruebas a favor de Quien le sostiene y de su misión. 2) La nueva comunidad. Cuando aplica este criterio a los miembros de su comunidad ocurre algo similar. En 1 Cor 12,12-30 nos encontramos un ejemplo de cómo intenta Pablo salir al paso de las fuerzas centrífugas que aparecen en la comunidad con la diversificación de funciones. La diferencia no debería comprometer la unidad, sino dejar en evidencia la interrelación y la mutua necesidad. Pablo utiliza el ejemplo de las partes del cuerpo más “deshonestas” que cubrimos con más honor para situar a los miembros más débiles en primer lugar a la hora de recibir el honor por parte de Dios (1 Cor 12,22-24).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz