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un carácter sufrido y prudente, y el dominio de sí misma era tan grande que nunca dejaba trans– parentar los disgustos y penalidades domésticos, alegando, con humor, que los extraños ninguna culpa tenían. En ese hogar nacerían seis hijos, dos de ellos varones; de las cuatro hijas una moríría en la infancia. Primeras letras Siendo aun tan mno que ningún recuerdo personal pudo quedarle del pueblo natal, sus padres se trasladaron a Valencia y allí entabló José María sus primeros contactos con las letras en una escuela de barrio. Un ayudante del maestro recogía cada mañana a los niños para llevarlos á clase. En cierta ocasión le ocurrió al hijo de los Amigó y Ferrer un percance que pudo resultar trágico. Mientras el grupo de muchachos espera– ba al ayudante en una plazuela, cruzó por allí un lechero con sus vacas, dejándolas solas un mo– mento para distribuir la leche entre los vecinos, instante que aprovecharon algunos alumnos para improvisar, con sus abrigos, una corrida. José María, el más pequeño, ,huyó lleno de miedo, pero con tan mala suerte que lo siguió la más brava de las reses y lo corneó duramente, estando a punto de · empitonado por la barbilla, lo que hubiera podido ser mortal. Cuando el lechero se 13

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