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24 37 Cf. D.B. Martin, “The construction of the ancient family: methodological considerations”, Journal of Roman Studies 86(1996)41-60; B. Rawson, “‘The Roman family’ in recent research: State of the question”, Biblical Interpretation 11(2003)119-138; P. Allison, “Using the material and written sources”, 181-208; R. Alston, “Houses and households in Roman Egypt”, 33. 38 Ulpiano, Digesta 50,16,195; cf. C. Fayer, La familia romana , L’Erma di Bretschneider, Roma, 1994, p.17. 39 Sin embargo, Cicerón parece dar importancia a estas relaciones; cf. B. Rawson, “The Roman family”, 129. 40 Cf. el interesante estudio de R. Alston, “Houses and households in Roman Egypt”, 33, en el que presenta un es- tudio estadístico sobre esta diferencia; el número de personas por casa/construcción en Egipto en el periodo romano es de 7,7, mientras que el de habitantes por unidad familiar es de 5,4; un 36%de casas/edificio teníanmás de una casa/familia. 41 R. Alston dice que era un tercio; cf. R. Alston, “Houses and households in Roman Egypt”, 34-35. 42 Cf. F. Pirson, “Rented accommodation at Pompeii: the evidence of the Insula Arriana Polliana VI 6”, en: R. Laurence-A. Wallace-Hadrill, Domestic space in the Roman world , 165-182. 43 Este dato se obtiene del estudio de los registros de matrícula de los niños en el gymnasium , que recoge el nombre del niño, ascendencia patrilineal y matrilineal y lugar de residencia. La primera conclusión del estudio es que había una gran movilidad geográfica; las mismas familias se movían por diferentes barrios y otras familias venían a residir en los lugares de alquiler. La segunda conclusión es que nada apunta a un posible vínculo entre los inquilinos y su casa/edificio; cf. R. Alston, “Houses and households in Roman Egypt”, 36-37. ( oi= koj( oiv ki, a ) con muchos significados diferentes. Existe hoy una tendencia creciente a distinguir entre la casa como edificio, la casa como unidad fami- liar, el conjunto de habitantes de la casa y la familia 37 . La casa como edificio (según hemos visto), puede albergar diferentes “casas”, es decir, diferentes unidades o núcleos familiares. La familia , de acuerdo a la definición que ofrece Ulpiano, desborda el grupo de la unidad familiar: “En estricto sen- tido legal, definimos la familia como el conjunto de personas que por natu- raleza o por ley están bajo la autoridad de un individuo como el paterfamilias ” 38 . Podían quedar incluidos clientes, esclavos y otros depen- dientes; sin embargo, no afectaba a otros parientes que en nuestra definición de familia estarían contemplados (tíos, primos, etc.) 39 . Por lo tanto, se puede dar la circunstancia, y de hecho se daba con mucha frecuencia, que en una casa/edificio hubiese más de una casa/familia, aunque a ambas se les deno- minase en griego como oi= koj 40 . La línea de separación entre la pertenencia a una casa/familia y la identidad de la casa/edificio resulta muy difusa. La cuestión planteada es, por tanto, la relación que se establecía entre los diferentes habitantes de una casa/edificio. Resulta curioso constatar que una buena parte de los contratos de arrendamiento que se conservan se es- tablezcan entre personas sin ninguna evidencia de relación de parentesco o de otro tipo 41 . La gran movilidad de una gran parte de la sociedad durante el Imperio Romano desarrolló enormemente el alquiler de espacios do- mésticos ( taberna, pergula o cenaculum ) 42 , y permitió frugales vinculaciones contractuales entre el inquilino y el dueño de la casa/edificio sin que éste perteneciese necesariamente a su casa/familia 43 . F. Pirson describe tres ca- carlos j. gil arbiol didaskalia xxxviii (2008)1

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