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22 25 Cf. S.B. Pomeroy, Families in Classical and Helenistic Greece: Representation and Realities , Clarendon, Oxford, 1997, pp. 149-189; P. Veyne, A history of private life (vol. I), Cambridge Univ. Press, Cambridge, 1987, pp. 247-248. 26 Como veremos más adelante, la extensión del modelo de casa romano en Grecia conllevó, en el periodo neotestamentario, una alteración de las fronteras de lo público y lo privado que tuvo, como principales conse- cuencias la “incursión” de lo político en lo doméstico, el cambio de roles de la mujer, la alteración de los usos de los espacios domésticos, la nueva concepción de la familia como patronazgo... 27 A.M. Riggsby, “Public’ and ‘private’ in Roman culture: the case of the cubiculum”, Journal of Roman Ar- chaeology 10(1997)36-56. 28 Cf., por ejemplo, Plinio, Epistolas 1,12,7; 5,3,11; Séneca, De Ira 3,8,6; Tácito, Annales 11,2. Ver más ci- tas en: A.M. Riggsby, “Public’ and ‘private’ in Roman culture”, 41 (n.31). 29 Ver, por ejemplo: Séneca, Controversias 7,6,4; Tácito, Annales 11,37; Apuleyo, Metamorfosis 9,20. 30 Cf. L.M. Gadbery, “Roman wall-painting at Corinth: new evidence from east of the theater” en: T.E. Gre- gory (ed.), The Corinthia in the Roman period (Journal of Roman Archaeology Supplementary Series 8), JRA, Ann Arbor, 1994, pp.47-64. 31 Cf. M. George, “Domestic architecture and household relations”, 19. las virtudes de la mujer (recogimiento, silencio, castidad…) 25 . Esto es im- portante como contexto de las comunidades cristianas paulinas, las cuales posiblemente se enfrentaron a un conflicto cultural en el que la nueva fe en Cristo pudo intensificar algunas ideas y costumbres en crisis 26 . Una de las características más significativas de los espacios de la casa ro- mana es la gran flexibilidad de usos y funciones. El caso más claro puede ser el del dormitorio ( cubiculum ), como ha dejado en evidencia Andrew M. Riggsby 27 . En su interesante estudio, Riggsby presenta las diferentes fun- ciones con las que se asocia el cubiculum , según la literatura grecorromana; estas son, según él: el descanso, el sexo, el adulterio, la representación de arte, el asesinato y suicidio, y la recepción social. Un espacio que un occi- dental actual identificaría como el lugar más privado de su casa, podía tener en la casa romana unas inequívocas funciones que no encajan con la estricta calificación actual doméstica o privada. La recepción de personas de dife- rentes clases sociales (más alta o más baja que la del dueño) en este lugar de la casa no parece que fuese el uso más común, pero se utilizaba también para ello 28 . No era, por otra parte, un lugar segregado al que no pudieran acceder las mujeres de la casa, como se puede percibir en diferentes testi- monios del siglo I y II 29 . Por otra parte, las frecuentes pinturas que decora- ban estas dependencias reflejan, además del lógico deseo de disfrute de los habitantes, el de impresionar a los extraños 30 ; característica que revela la di- mensión pública de otras zonas de la casa 31 . Algo similar ocurre con el atrio de la casa romana. Era, generalmente, el lugar en el que el dueño de la casa recibía a los visitantes; estaba cerca de la puerta principal de modo que se pudiera ver desde fuera, con las puertas carlos j. gil arbiol didaskalia xxxviii (2008)1

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