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44 1Cor 14,33b-36 es una glosa postpaulina que busca armonizar las cartas auténticas de Pablo con las pastorales (cf. 1Tim 2,11-14); cf. A.C. Thiselton, 1Cor , 1147-1162; R.F. Collins, 1Cor , 515-517; G.D. Fee, 1Cor , 699-705. 124 Sobre la traducción de las ambiguas expresiones respecto a la apariencia física de la cabeza cf. A.C. This- elton, 1Cor , 812-826. 125 Cf. la bibliografía que aportan: R.F. Collins, 1Cor , 414-416; A.C. Thiselton, 1Cor , 806-809. Cf. también W.E. Mills, An index to periodical literature on the Apostle Paul , Brill, Leiden, 1993, pp.110-112.120-122. 126 Cf. J. Murphy-O’Connor, “Sex and logic in 1 Cor 11:2-16”, Catholic Biblical Quarterly 42(1980)482- 500 (esp.483); A.C. Thiselton, 1Cor , 825-826. 127 Cf. R.F. Collins, 1Cor , 396-404.406; A.C. Thiselton, 1Cor , 823-833; G.D. Fee, 1Cor , 496-498. 128 Cf. J. Murphy-O’Connor, “Sex and logic”, 490: “en ambos casos la desgracia/deshonor aparece por una apariencia que sugiere ser el sexo contrario: hombres como no-masculinos y mujeres como no-femeninas”. No resulta tan convincente el contexto en el que Murphy-O’Connor explica este comportamiento; cf. C. Gil, “La casa amenazada”, 59-62. modo de hacerlo (“… con la cabeza descubierta afrenta a su cabeza”) 124 ; para los destinatarios era algo, al menos, discutible y tenía consecuencias directas sobre las dimensiones políticas y domésticas de la ev kklhsi, a (cf. 11,3.16). Sin embargo, para un lector actual, los problemas que estos ver- sículos plantean son de muy diverso tipo: por una parte, comprender el contexto grecorromano en el que las expresiones y comportamientos a los que aluden tienen sentido; por otra, la argumentación y valoración perdi- das de los cristianos de Corinto; y tercero, el significado que este texto tenía para Pablo y sus destinatarios 125 . Vamos a centrarnos en lo que este texto nos descubre sobre el valor de los roles masculinos y femeninos para com- prender la concepción pública o privada de la ev kklhsi, a . Pablo comienza argumentando respecto del varón (11,3.4.7); si el pro- blema fuese únicamente el rol de la mujer, comenzaría por ella; a partir de 11,11, hay un cambio de preeminencia, y Pablo comienza sus argumentos mencionando a la mujer (11,11.12.13); esto refleja que el problema es una cuestión que atañe igualmente a ambos sexos 126 . Además, la confusa argu- mentación de Pablo se debe, en gran medida, a que tras sus destinatarios no hay un grupo unitario, con una misma concepción del problema; en realidad hay dos grupos enfrentados respecto a la cuestión de la apariencia durante el culto (oración y profecía), revelando una diferente concepción respecto al ca- rácter público o privado de la ev kklhsi, a ; cada uno de estos grupos es el desti- natario de cada una de las dos partes del texto (11,3-10 y 11,11-15). En primer lugar, nos encontramos con la respuesta de Pablo al primer grupo, quienes realizan el culto público inadecuadamente (11,3-10). El significado de las expresiones kata. kefalh/ j e; cwn y av katakalu, ptw| th/ | kefalh/ | (11,4-5) es una cuestión muy complicada 127 . La explicación más convin- cente es la de Murphy-O’Connor, que relaciona ambas expresiones con el cambio de apariencia sexual 128 . Para Pablo se trata de un modo inadecuado carlos j. gil arbiol didaskalia xxxviii (2008)1

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