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36 89 Ver la nota 86. 90 Cf. R. Jewett, “Tenement churches and communal meals”, 23-43; D.L. Balch, “Rich pompeiian houses”, 27-46. 91 Cf. M. Grahame, “Public and private in the roman house”, 163. 92 Esta constatación plantea la pregunta sobre cómo pudo afectar el carácter público de la reunión de toda la ev kklhsi, a de una ciudad a la reunión privada de una casa, cuestión que tendremos en cuenta para las conclusiones. pues, los creyentes, tanto cuando actúan solos como cuando están reunidos en asamblea, están siendo observados. Esta idea otorga a la asamblea en su conjunto un carácter fuertemente “visible” y por lo tanto “público”. Esta característica pública estaría en tensión con otras asambleas más pequeñas en las que participaban los miembros de una casa o varias casas (sin ser el conjunto de la ev kklhsi, a o[ lh ev pi. to. auv to, ) 89 . Además de las villas mencionadas muchas veces, dado que la mayoría de la población vivían en pequeñas viviendas en bloques de apartamentos, el lugar más probable para estas reuniones sería los cenacula o pergulae que hemos mencionado más arriba 90 . En este caso, la presencia de “extraños” es muy improbable por va- rias razones: en primer lugar, por el carácter más privado de estas casas 91 ; en segundo lugar porque estas comunidades desarrollaron un intenso lenguaje familiar que hacía de los creyentes que participaban en una eventual reu- nión doméstica “hermanos” y “hermanas”, por lo tanto miembros de la misma familia y no extraños (esto es mucho más efectivo en el entorno pri- vado de una casa pequeña que en el público de toda la asamblea). Por lo tanto, desde el punto de vista de los extraños y de la posibilidad de ser ob- servados, estas reuniones menores eran mucho más privadas que las de la ev kklhsi, a o[ lh . La diferencia entre ambas asambleas, desde este punto de vista de la presencia de extraños y de la posibilidad de ser vistos, podía ser muy grande 92 . Unas asambleas (las de toda la ciudad) podían tener un ca- rácter público mientras que otras (las de una casa) un carácter más privado; esta situación, sin duda, está en el fondo de algunos de los conflictos que aparecen en 1Cor, afectando profundamente el desarrollo de la celebración, especialmente en lo referente al control, a las fronteras, a las funciones y al género; es lo que vamos a ver a continuación. 2) El control El carácter controlado del espacio de reunión ha quedado claro en el punto anterior, especialmente en las menciones a la “observación” de otros. Sin embargo, encontramos más detalles en las cartas que reflejan los meca- carlos j. gil arbiol didaskalia xxxviii (2008)1

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