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27 El primero es el de M. Grahame 53 , en el que aplica el modelo de cone- xión física (“access analysis”) entre los espacios domésticos para determinar su carácter (público o privado) tomando como paradigma una casa de Pompeii. Grahame explica el grado de privacidad de un espacio doméstico como resultado de una serie de cálculos en los que tiene en cuenta varios datos: el grado de accesibilidad (número de puertas, tipo de espacio que le da acceso…), la capacidad de controlar otros espacios o de ser controlado (y vigilado), la capacidad de un espacio para propiciar encuentros (espera- dos o inesperados, breves o prolongados…). El modelo que ofrece puede resultar complejo y excesivamente racional en su conjunto, puesto que uti- liza unas fórmulas matemáticas complejas que, por otra parte, no hacen sino confirmar lo que las fuentes literarias aportan 54 . Pero, por otra parte, ofrece criterios válidos para la comprensión de los espacios y una llamada de atención sobre la aplicación ingenua de etiquetas a los espacios. El segundo es el de J.H. Neyrey 55 , que aplica el modelo de “territoria- lidad” 56 ; este modelo distingue tres focos de atención sobre el espacio: los criterios de clasificación del espacio (público-privado, honorable-vergon- zoso, sagrado-profano, limpio-sucio, fijo-fluido, centro-periferia…), el modo como se comunican esas divisiones y los instrumentos de control para mantenerlas. Centrándose en el primer binomio de la clasificación, Neyrey descubre en la literatura grecorromana la existencia de dos tipos de espacios “privados”: primero, aquellos que son privados y son exclusiva- mente domésticos; segundo, aquellos que son privados pero no son “polí- ticos” ni “domésticos”. Hay, pues, un espacio intermedio que no es el 53 Ibid. 54 Cf. la crítica de P. Allison, “Using the material and written sources”, 198. 55 J.H. Neyrey, “Teaching you in public”, 69-102. Ver también: Id., “What’s wrong with this picture? John 4, cultural stereotypes of women and public and private space”, Biblical Theology Bulletin 24(1994)77-91; Id., “Spaces and places, whence and whither, homes and rooms: ‘Territoriality’ in the fourth Gospel”, Biblical Theology Bulletin 32(2002)60-74. 56 Territorialidad es definida por R.D. Sack, Human territoriality: Its theory and history , Cambridge Univ. Press, Cambridge, 1986, p.19: “[Territorialidad] es el intento de un individuo o grupo de ejercer influencia o con- trol sobre la gente, fenómenos o relaciones, mediante la delimitación y el control de una determinada área ge- ográfica… Los territorios requieren un esfuerzo constante para establecerse y mantenerse”. Lymann y Scott diferencian cuatro tipos de espacios: públicos, privados, relacionales y corporales; cf. S. Lyman-M. Scott, “Terri- toriality: A neglected sociological dimension”, Social Problems 15(1968)237-241: público (“those areas where the individual has freedom of access, but not necessarily of action, by virtue of his claim to citizenship”), privado (“where regular participants have a relative freedom of behaviour and a sense of intimacy and control over the area”), lugares de interacción (“any area where a social gathering may occur… surrounding any interaction there is an invisible boundary, a kind of social membrane”) y cuerpo (“the space encompassed by the human body and the anatomical space of the body”). de la casa a la ciudad didaskalia xxxviii (2008)1
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