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26 49 Cf. F. Pirson, “Rented accommodation at Pompeii”, 165-167. 50 L.M Gadbery, “Roman Wall-painting at Corinth”, 47–64; C.K. Williams II, “The City of Corinth and Its Domestic Religion”, Hesperia 50.4(1981)408-421; D. Horrell, “Domestic Space and Christian Meeting at Corinth”, 365. 51 Cf. S. Scott, “The power of images in the late-Roman house”, en: R. Laurence – A. Wallace-Hadrill, Do- mestic space in the Roman world , 53-67 (esp.67). 52 Cf. M. Grahame, “Public and private in the Roman house”, 163. de negocio; sobre ésta solía haber un cenaculum , espacio que podía ocupar la misma o menor superficie que la taberna sobre la que estaba construido. Algunos, además, podían tener una pergulae , una habitación intermedia, más pequeña, que tenía diferente usos 49 . Tanto la taberna como el cenacu- lum podían ser usados para la vida familiar (una vez cerrada la tienda); sin embargo, parecería lógica una separación de ambos espacios por sus fun- ciones: el primero para las funciones públicas el segundo para las privadas. Sin embargo, los restos de pinturas murales en los cenacula de algunos apartamentos en Corinto 50 indica la necesidad de mostrar a los invitados el estatus y cultura de los inquilinos 51 , y revela sus funciones no exclusiva- mente privadas. Es muy posible, por tanto, que los cenacula , al igual que el atrio, el av ndrw, n o el prosta, j tuviesen que servir como lugar para el intercambio so- cial. La mayor diferencia con la casa grande es que allí se podían preservar unos espacios privados, mientras que aquí no podían realizarse funciones domésticas y públicas al mismo tiempo. Por tanto, estos apartamentos eran, en algunos momentos, mas privados que la casas grande, pero también más públicos que aquella; la diferencia entre una situación y otra era únicamente la presencia de “extraños” en la casa 52 . Este es, como veremos, uno de los más importantes criterios de identificación del espacio no doméstico. 2. Hacia un modelo de clasificación del espacio La primera y más clara conclusión de lo que hemos visto hasta ahora es que resulta prácticamente imposible discernir el carácter privado o público de la casa en general o de algunos espacios de la casa en particular. Ni las fuentes literarias ni los hallazgos arqueológicos nos ofrecen criterios claros para una comprensión adecuada. Sin embargo, dos trabajos han intentado arrojar luz desde una perspectiva interdisciplinar. carlos j. gil arbiol didaskalia xxxviii (2008)1
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