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116 FR. C!/INDIDO DE VINAYO, O. M!. CAP. a ,descansar en ellas, ,pues dice de El ,1a, ES[)Osa de los Cantares que "se ,apacienta entre Urios". Estas flores con sus pe,rfumes y colores serán el di– vino alimento que !ha de sostener :y :cornortar mi alma e;n medio de las Iucihas y trabajos que la vida cotidiana me presenta. Toda esta epifanía de .luz, de color y de ;Perfume que las flores de las ·virturles traerán a mi interior jar,dín, al mismo tiempo que sü:wen de sostenimiento y de sola,z a mi ailma, le hacen vislumbrar las fl0cres inmortales que crecen y brhllan en los jar,dines del cielo. Estos jat,dines se presentan a mi mente como un lejano confín. Confín es el término de aJguna cosa. Es una señal que indica que allí, ac~ba, una región y comienza otra. Este confín, que aquí se menciona, es aquello en que termina Jo tem¡poral y comienza lo eterno. Pasa,r este confinl es adentrarse en aquella vida de ar:rlba, en donde se ¡posee a Dios siñ temor de perder.., le. Esa entrada, ese connn es lo, que vislumbrai eíl aJ– ma contemplando las floves de su jardín interior y aspirando sus ,perfumes. Ese confín lo llama lejano, no['que es' tal el ansai que tiene de llegar a él que la Vida de la tierra le parece muy larga e insoportabJe. De aihí que la en– trada en el cielo se le ,presenta aUá en la lejanía co– mo la dicha con la cual se sueña sin cesair, y parece que ·nunca llega. Mientras no se acerque ese feliz ambo, el alma se conforta paseárn;iose ¡por su interior jru:-dirt y go..

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