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27éJ. FR. FELICIANO DE VENTOSA, O. F. M. CAP. interferencia vigente entre la psicología y el dogma y sobre la dependencia en que se halla aquélla res– pecto de éste, sí se ha de cultivar sin peligro ni des– viación un sano y robusto misticismo, E;s ésta la Ua.– mada "piedad obj-etiva" en contmposición a esa otra "piedad subjetiva" cuyo hontanar primero no es el dogma sino la efervescencia sentiment,ail. La M. Angeles Sorazu ha sido un alma mística que sintió y practicó estos principios que aquí hemos r,e– cordado con una nota de simplicidad que enc,anta: nos referimos a su entusiasmo por el Catecismo. El Catecismo: todos S'a!bemos que contiene la sin– tüsis primaria de la más .pura verdad dogmática; es la luz insustituible que aclara las sendas dificiles de la vida del cristiano. Tras su veste sencilla y popular, propia del mentor y amigo de las generaciones in– fantiles que se van sucediendo, no siempre se refle– xiona que gi..¡.arda en sí todo el enérgico poder de la fecunda semilla de la que emerge con savia pletóri– ca un nuevo y perenne retoño. Como semilla con fe– cundidad inagotable de santidad admiró la M. An– geles Sorazu al pequeño librito. Ya desde muy niña, nos dice, Dios quiso iluminarla con especiales luces para entender tan precioso libro. "En mi infancia, escribe, reconocí que mi inteligencia tenia facilidad admirable para penetrar los divinos misterios del sa– grado libro de la doctrina cristiana, por la asombro– sa c,laridad y efi.c,acia con que se me imponian y que– daban en mi memoria, entendimiento y voluntad (6). (6) Véase el texto integro en el P. Villasante. Vol. :a:, p. 16. ¡

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