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F.sPIRITUALIDAD DE LA M. ANGELES SORAZU 271 único Dios verdadiero, y a tu enviado Jesucristo" (Joa., XVII, 3), nunca son más válidas y efectivas que ,en la. vida. de oración . de las almas santias. Si la oración es para ellas un elevador naci,a; las al-, turas de -las comunicaciones con Dios, su oriación de– berá necesariamente alimentarse de sólida verdad dogmática. "Sólo será buena una oración, · escribe R. Guardini, que se nutra de la verdad... Unicamen– te la verdad y el dogm8/ comunican a la, oración su vigor y ,su salud, ·esa fuerza impetuosa., reguladora y viva, sin la cual se debUitaría basta fenecer lángui– da y exangüe". Por lo mismo, una oración que in– corpore a, su intima estructura la verdad dogmática oo verá libre de1 maléfico influjo, sentimental o morboso, a que siempre está expuesto un acto toan fundamentalmente cargado •.de elementos subjetivos como el acto de la oración. Necesa,riamente esta ora,. ción quedará impregnada de ese elemento objdivo que la salvará en última instancia d'e las desviacio– nes a que ésta pudiera hallarse expuesta por la pro– ¡pia subjetividad. La base dogmática y racional, añ-a~ .1de R. Guaroini, es la que nos libertia; oo la escla,vi– tud del sentimentalismo, de la molici,e y de la P:erezaJ espirituales, porque es también la que comunica. aJ. :pensamiento la claridad y la eficacia para la :¡;Jráctica de la vida" (5). Esta cita, del conocido escritor alemán nos señ,ala netamente los sanos principios que rigen la mutua (5) El Espér,ttu de Za Liturgia, 2. 1 ed. Barcelona, 1946, p.. 68-87.
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