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270 FR. FELICIANO DE VENTOSA, O. F. M. CAP. explica el horror .de las sectas ,a la verdad fria y pe– renne, y su predilección por la riqueza f•abulosa de elementos subjetivos que van de las simples ilusiones del fakir indio hasta las convulsiones más frenéticas del cuáquero protest,ante. Por el contrario; dentro del campo de la piedad e,-atólica el elemento subjetivo ha merecido siempre una consideración de segundo plano y se ha buscado, ante todo, la solidez objetiva que proviene del dog– ma, autoritativamente pro.puesto ,por Ja Iglesia. Es esto, especia'1mente verdadero en las almas de au-. téntlc.a reciedumbre espiritual, cual son las almas de los santos. No .queremos adelantarnos al juicio de la Iglesia; ello nos veda el declararnos sin más por la santidad de la M. Sovazu; pero si nos .plac,e consta,tar cómo esta mujer, pese a la suspicacia que en alguno han suscitad.o sus sobreexcitadas y llamativas explosiones de desahogo místico, no infrecuentes ,en algunos mo– mentos especiales de su camino espiritual, ha sabido cimentar los más fervientes anhelos de su o3spíritu en lo mejor y más ,perenne del dogma c-atólico, espe– cia.Jmente tal como Ja Iglesfa lo propone y lo vive en su Liturgia. Nuestra .afirmación de que la piedad de la M. Angeles .es una. piedad "fundamentalmente ob– jetiva" qued·ará patente ante el examen de su modo1 de considerar y estudiar el dogma propuesto por Ia Iglesia. Pero esto nos adentra ya de lleno en el tema de nuestroi estudio. Las pal-abras del divino Maestro en su oración sacer– dotal: "Esta es la vida eterna: que te conozcan a Tí,

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