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104 FR. FELlCIANO DE VENTOSA, O. F. M. CAP. del presente nos habla la, Liturgia. No cuenta histo– rias idas, sino que da y desarrolla la vida, divina en nosotros. El Cristo MÍJstico debe encarnarse, na– cer, rpadecer, morir y resucitar en sus miembros. Así, en marc1ha ascensiona,l hacia 8U ,p!lenitud" .(6). Dom Gueranger, uno de los vangua~distas del flo– reciente movimiento litúrgico, subraya, este mismo s,ntido de incorporación y de comunión bajo expre– sivas imágenes. Es la 1i,tu11gia, dice, "aI mismo tiem-– po la leche de los niños y ,el pan de los fuertes; se– mejante al maná milagroso del desierto, sabe a ca– da uno según su pro¡pio ¡paladar" (7). Y por lo que ataüe a la· eficacia de la Liturgia en las vías de la perfección, tema capital en nuestros estudios sobre la M. So:ra,zu, así escrfüe: "Afirmamos también que se dan varios grados en la divina sa,lmodia, de ma– nera que los más ínfimos a¡poyánclose en la tierra, son accesibles a las a1mas que están todavía en los trabajos de Vía purgativa; a medida CJ;Ue el, alma: se eleva por esta mística escala, se siente iluminada por un rayo celesti,al y, una vez llc,gada a la cum~ lJre, encuentra la ilnión y el reposo en ,el soberano bien. Porque e,f,ectiivamPnte, ¿de dónde sacaban la luz y el ardor que poseían, y que tan vivamente han c,t 0 j2do impresos en sus obras, aquellos santos dcic- (6] Das Jalir des Hevles. Ba;_¡d I. 12 Aufl. Wien, 1938, ¡pp. 16-17. (La obra ha sido traducida al español bajo el título: Año litúrgico, y editada por ia Editorial Litúrgica Española. Barcelona. El texto citado puecle encontrarse en la Introducción, t. I). (7) El Aifo Litúrgico. T. I. Burgos, 1954, p. 28.
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