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102 FR. FELICIANO DE VENTOSA, O. F. M. CAP. misterio de la Encarnación, y suplicarla que compar– ta con nosotros sus virtudes y haga de nuestras al~ mas dignos tabernáculos de su divino Hijo" (3¡). Be– llo exordio que describe/ 1a trayectoria inicial de estai alma en su vida litúrgica; Nos ¡gustaría seguirla en to– do su despliegue soibrenatural; pero en la imposibi– lidad de poder trascribir las veinticinco páginas en las que expone las meditaciones que le ha sugerido este bello oficio mariano, nos limitaremos a recoger, por vía de ejemplo, sus breves o.bservaciones sobre el invit:atorio. "El invitatorio de maitines, comenta, tiene doble sentido. Dice así: Salvutorem mu11Jdi domo Virgims de Spiritu Sa71,cto conceptum: Venite, adorernus. El sentido literal es como la mutua invitación que los fieles nos hacemos 1 para adorar ,al Salv&clor del- mundo en la Casa de la Virgen, donde se obró el inefable misterio de la Encarnación ¡por obra del Espírit'ü .san– to. En sentido místico se entiende por Casa de la Vir– gen el alma mariana que, ¡por su consagración per– fecta, pert,mece a la Señora. Elevada a la unión divi– na esta alma, después de haber vivido· en continuo vuelo ascendente en e" seno de Dios y ,en sus relacio~ nes con la tercera Persona de la Trinidad, concfüe místicamente a Jesucristo y se repite en ella la his– toria de la Encarnación... Dichosos de nosotros si pertenecemos a estas afortunadas almas" (4). Lo maraiviUoso de estas palabras, evocadoras de (3) Opúsculos Marianos de la M. Angeles Swazu. Va– lladolid, 1928, p. 37. (4) O. C., p. 39.

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