BCCCAP00000000000000000000773

4':14 FH. F'};LTClANO DE: VEN'l'OSA, O. F. M. CA'P. tara .una pequef.a aclaración para i1.acer compatibles tales expresiones con la obligación teológica que tie– ne toda a,Ima cki desear la glo1ia del cielo. Pero dando de mano a~·10ra a tales precisiones, propias de las aulas, ellas juntamm1:·.-· con el context_o de sus escritos patentizan a la M. Sorazu, como alma ínti– mamente adherida a la Iglesia en su jerarquía, aun en los momentos cruciales en que la imprudencia o la mala fe sometieron su virtud al crisol de la prue– ba, separándola 'de la dirección espiritual por ella tan deseada y de la que tan necesitada se sentía. con esto1 queda bien: sentado que 1a M. Sorazu fué un alma que no solamente nunca tuvo fricciones con esa función de la Iglesta que un pietismo soberbio ter– camente le ha negado, de dirigir a toda almru que as– pira a las intimic.ades de la vida mística con su ma– gisterio, su poder jerárquico y acción santificadora, sino que entran estas verdades dogmáticas a formar parte de lo mejor de su espiritualidad. Pequeña, ",párvula", como quería Jesús a: los· hijos de su Evan– gelio, esta alma ingenua se pone en manos de la Iglesia para que la adoctrine en lo que más la im– ¡porta saber con su magisterio, Ia rija en el tortuoso 1Sendero de la santidad con su gobierno y la santifi– que con la gracia que borbotea de las fuentes inex– haustas, cuya depositaria es la misma Iglesia. lit ~ ~ Pero estos aspectos teológlco..,juridicos n.o son el todo en la Iglesia. Ni siquiera lo principal. Este com– •plicado andamiaje a lo divino de magisterio, jerar– quía, sacramentos, sacri.ficio ... se halla ordenado a

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz