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E<SPIRITUALIDAD D:E LA M. ANGJ;-;[.,EiS SORAZU 419 €SJ)1ritu vivific,ante :de ,la misma Iglesia. Es éste el as– pecto principal del "misterio de la Iglesia", llamad.o en .las escuelas de teología dogmático o, más l_lana– mente, teológico. De la conjunción de ambos eiemootos brota la ma:gnífíca . viisión de la Iglesia como cuerpo místico 'de Cristo, e} "evangelio" propio de San Pablo, para ¡p1 1 egonarlo por doquiel'I: "que son los gentiles .cohe– rederos y miembros itodos de un mismo cuerpo, co– partícipes .de Ia:s ¡promesas 1)0r Cristo Jesús median-, te el Evangelio, cuyo ministro fui ryo ihecho por la gracia de Dios". {Eph. 3, 6). ,Una unidad. inescind,1- hle aglutina a ambos elementos y sería f,alsificar el "gran misterio" subrayar, de; tal suerte uno de los elementos que quedase relegado o sólo en penumbrai el otro. Peor aún, si uno de eÜos fuera abiertamen- .te negado. Precisamente la tesis prortestante, ,para justificar la inexistencia de tal ihereji~ ant~s del siglo XVI, acu.. dió al e:xipedito procedimiento de negar uno de los elemeilltos constitutivos del misterio Y, como era de esperar, el elemento visible: la jocarquía, máxiID1e en su jefe supremo. Perdónense elstas nociones elementafos de teología en gracia a que nos servirán de guión en: nuestro estudio. Ya vimos: en el anterior articulo cómo, la es:– piritualidad de la M. Sora,zu choca1 con el falso mis– ticismo al poner taI11 en relieve, la importancia de la verdad dogmáltica; pero •es más hiriente aún dicho contraste si examinamos la antitética postura de am– bos ante el "misterio de la Iglesia", ante la Iglesia

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