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II EL "MlSTBFUO DE LA JGLES!Li'' EN LA ESPl•– IUTUALlDAD DE LA Jvf. liNG·ELES SORAZU Fué pretensión de nuestro primer artículo hacer ver que la es,piritualidad de la M. Somzu, peoo a su gran riqueza eunocio11:al, es serenamente objetiva, pues esconde sus mejores raíces en el t,erreno firme y al mlsmo tiempOI fé:r.til de➔ la más· pura enseñanza dogmática: las verdades del catecismo. Ahora ínt,enta.mos una aivanzada más en la misma dirección. Y recoroandb que el catecismo po,r su mis– ma definición etimológica es "instrucción" y :por su origen, h.istórico es "la instrucción de la Iglesia" des– de la mañana de Pentecostés, comprendemos . que nuestro segundo contacto por acercarnos aJ santua– rio de es,ta alma privilegiada, debe enc8Jminarse a lo– grar entrever cómo vivía íntimamente el "misterio de la· Iglesia". Ya anticipad~mente podemos suponer que una espiritualidad, florecida en clima de cate– quesis, _debe traspirar especiales relaciones con la Ig1esia. Si ésta adoctrina1 a. todos los fieles con el pan sustancioso de 181 enseñanza catequética, para Humi~ ,narlo.s y fortalecerlos, con más atención y acucian-

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