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1l74 FR. FELICIANO DE VENTOSA, O. F. M. CAP. vi-rtudes y sacramentos consignados en el sagrado li– bro del catecismo; e impulsada de este amor todos los dias dedica un tiempo considerable... a la aten– ta meditación O! memoria de los mismos" (8). Hasta tiene lugar un cambio <le luces en la acción .puri-ficante del Oaitecismo. Durante el primer estadio purificativo, la ley que se .Jee en el Catecismo se le Impone al alma como circunstancia agravante de sus pecados, que entonces se le muestran en toda1 su ne– gruria como opuestos a la Santidad divina que man– da y sanciona tan divina ley. Por el contrario; en el esta·dio siguiente, es la ley divina brillante antor– cha que regula los actos del alma y manjar que la ali– menta y fortalece (9). He aquí una visión sólida y maciza del problema doctrinal que P,lantea ineludiblemente toda auténtica vida mística. Por ello no es extraño que la monja clarividente nos diga que es en contacto con l,as grandes vercla– des dogmáticas cómo el alma progresa en su vida mística, ya ,que el alma "con gran viveza gusta los misterios divinos que medita y constituyen el Símbo– lo y Zas arUculos de la fe. E inspirándose en ellos y en los mandamientos y preceptos y demás virtudes consignadas en el catecismo camina, con paso firme a la perfreción de su vida cristiana, consiguiendo en breve la inestimable merced de establecerse en J,esu– cristo" (10). Pone fin a su razonamiento la M. Ange- (8) Idem..., P. 59. (9) ldem. .., P. 60. (10) Idem..., p. 81.
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