BCCCAP00000000000000000000772

148 REVISTA ESPAÑOLA DE TEOLOGIA.-E. Rivera de Ventosa ratura ha recogido como la página más digna que la mente humana haya escrito sobre el amor a la belleza eterna. Así, al menos, piensa Menéndez Pelayo, autoridad reconocida en estética literaria 19 • Del discurso sacerdotal de Diótima sobre el amor extractamos para nues– tro propósito comparativo estas tres instancias doctrinales: existen– cia de la belleza eterna ; indigencia del eros respecto de esta be– lleza; poder ascensional del eros ante la misma 20 • De la belleza eterna afirma Diótima que existe siempre, que no nace ni muere, que no crece ni decrece; que no es bella por un lado y fea por el otro; ni tampoco unas veces bella y otras no; ni bella en un respecto y fea en otro ; que es la propia belleza en sí misma, específicamente única, en tanto que las cosas bellas par– ticipan de ella en modo tal que aunque nazcan y mueran las de– más, no aumenta ella en nada ni disminuye. A esta belleza eterna la atisba eros a través del velo de las be– llezas sensibles que participan de la misma y se siente de ella me– nesteroso e indigente. Es que eros, al tener por madre a Penía, se siente pobre, afirma Diótima, y está muy lejos de ser delicado y bello, como el vulgo cree. Por el contrario, es rudo y escuálido, anda descalzo y carece de hogar, duerme siempre en el suelo y sin lecho, acostándose en las praderas y en los caminos, pues por tener la con– dición de su madre es siempre compañero inseparable de la pobreza. Con este simbolismo tan gráfico sensibiliza Platón el sentido indi– gente del eros en busca de la belleza. Pero si de su madre tiene eros ser el muchachito desnudo, nece– sitado siempre de cobijo, de su padre, Poros, le viene el ser vale– roso, intrépido y diligente ; cazador temible que urde tramas en todo momento; apasionado de la sabiduría, la busca por doquier, pues la sabiduría es una de las cosas más bellas. Y eros es amor respecto de lo bello. De un poder ascensional hacia la belleza dota eros a todo aquel a quien hieren sus flechas. Diótima regusta poder describir detenidamente a Sócrates este poder ascensional del eros. Debido a este poder, quien contempla un cuerpo bello, asciende a la belleza de las almas. De la belleza de las almas sube a la belleza de las normas de conducta y de las leyes ; de éstas, a su vez, el iniciado se eleva a las ciencias superiores que culminan en esa cien– cia única que es la ciencia de contemplar la belleza eterna. He aquí resumido en estas tres instancias el legado máximo que el platonismo ha entregado a nuestra cultura occidental. Ahora bien; este legado, ¿ es totalmente compatible y asimilable en una concep– ción bíblica del amor? Menéndez Pelayo ha tomado nota de que hasta nuestros místicos que han impregnado de estas ideas platóni- 19 M. Menéndez Pelayo, Historia de las ideas estéticas I (Ed. Nac.), t. I, p. 36. 20 Symposion 210 a- 212 a.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz