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5 HACIA UNA INTERPRETACIÓN DE LAS GRANDES SÍNTESIS DOCTRINALES, •• 317 d'une inspiration tres differente» 8 • Tres afirmaciones se hacen aquí que ~e– recen ser examinadas con toda detención. La primera de las afirmadiones constata que el vocabulario de San Buenaventura es en gran aprte aristotélico. Esto sólo puede admitirse con cierta dosis de buena voluntad. Ponemos algún reparo en ello porque el prof. de Lovaina apenas tiene en cuenta ese conjunto de nociones filosó– ficas que el hombre medieval ha heredado como un legado de los siglos. Sólo muy raramente se hace alusión en la obra monumental de Van Steenb. a las fuentes estoicas. Las pocas veces que hace oir su voz es a duo con el platonismo 9 • Y sin embargo, la historia nos habla de que el estoicismo fue un día la filosofía popular de nuestra cultura de occidente. Y de que el cristianismo, aún en sus libros sagrados, asimiló incontables nociones de esta tradición filosófica 10 • Con motivo del centenario del gran filósofo es– toico, Séneca, elaboramos un estudio en el que pudimos comprobar que el influjo del pensador estoico no es insignificante en San Buenaventura 11 • Dígase esto, y aún mucho más, respecto de R. Bacón y otros. No tener en cuenta todo este bagaje cultural filosófico es dejar manca la visión de la historia del pensamiento en la edad media. El apartado de la obra que ana– lizamos y que se titula: La litterature philosophique a Paris, es una cantera de datos; pero requiere un necesario complemento desde esta otra vertiente de la filosofía, que pudiéramos llamar popular, remansada en obras como las de San Gregorio Magno y, sobre todo, de San Isidoro de Sevilla, quien a través de Alcuino tanto influjo tuvo en el renacimiento cultural carolin– gio 12. Desde esta vertiente que apuntamos es necesario retocar la afirmación de que el vocabulario de San Buenaventura sea en gran parte aristotélico. 8. Laphilosophie... , p. 248. 9. En La philosophie... , p. 124 afirma que la división de la filosofía en naturalis, mora– lis, rationalis, es la clasificación platónico-estoica. Más estoica que platónica. Pero no es esta la única noción tomada del estoicismo. Como contraprueba del escaso interés que en esta obra se tiene por el estoicismo baste notar que en la table idéologique no aparece este vocablo. En la table onomastique tan sólo es citado el nómbre de Séneca, entre los grandes estoicos, y éste dos veces, sin proyección alguna histórica (pp. 166 y 454). Esta veta histó– rica la advierte en el tema de las rationes seminales, «doctrine stoicienne reprise par le néo– platonisme et par S. Augustin (p. 246). Pese a ello, el tema queda casi intacto. Alusiones se hallan en pp. 217 y 243. 10. Cf. J. DuPONT, Gnosis. La connaissance religieuse dans les epftres de saint Paul. Louvain, 1949, pp. 139, 170, 281, 283-7, 442, 447, etc... El autor hace ver muy bien las cone– xiones entre el lenguaje de San Pablo y la filosofía popular estoica. Pero tiene el grave de– fecto de considerar al estoicismo como un cuerpo compacto de doctrina, desde Zenón y Cri– sipo hasta Séneca. No obstante, la obra ha abierto un excelnte camino a los investigadores. 11. Significación ideológica de las citas de Séneca en San Buenaventura, en «Helmán– tica», 16 (1965), pp. 385-398. 12. Cf. J. FONTAIN, lsidore deSevilleetla culture classique dans l'époque wisigothique. París, 1959. Por el index nominum se advierte que la Estoa tiene tanta importancia cultural en San Isidoro como Platón, Aristóteles, Cicerón, Boecio, etc... Véase sobre ello, espe– cialmente Cinquiéme Partie. Vestige de la philosophique antique, pp. 593-734. 8

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