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316 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA 4 nuestra común faena intelectual. Siguiendo este criterio, Van Steenb. propone una fórmula para interpretar el pensamiento filosófico de los gran– des doctores, San Buenaventura y Santo Tomás. En ambos casos sostiene que se trata de un aristotelismo neoplatonizante. Pero mientras en San Buena– ventura este aristotelismo es ecléctico, toma en Santo Tomás «la forme d' une synthese robuste et sans fissures» 7 • Discrepamos en esta ocasión del sabio medievalista tanto en su inter– pretación de San Buenaventura como en la de Santo Tomás. Respecto de San Buenaventura no es cosa de retomar aquí la manoseada disputa sobre su aristotelismo. Quienes lo minimizan y quienes lo subrayan hallan textos a su favor. Por este motivo es preciso enfocar el problema desde una perspectiva más amplia. En esta perspectiva más amplia se han de tener en cuenta no sólo los textos filosóficos en su contexto inmediato, sino también el edificio doctrinal del que vienen a formar parte. Desde esta visión más amplia nos permitimos algunas observaciones a las fórmulas acuñadas por Van Steenb. Primeramente nos vemos forzados a disentir del docto medievalista cuando éste afirma que no se puede hablar de agustinismo filosófico antes de 1270. Hasta esa fecha, según él, sólo hay lugar para el agustinismo en teología. San Buenaventura, por lo mismo, no sería en filosofía agustiniano. Es esta una afirmación constante en toda la obra de Van Steenb. Y sin embargo, juzgamos imposible poder condividir esta opinión. La tesis que his– tóricamente parece imponerse es que el agustinismo filosófico no ha sido sistematizado nunca. Aceptado, sin embargo, como un movimiento doctri– nal que parte de San Agustín, pierde este movimiento mucho de su rico contenido en el trasvase a los doctores medievales y, en concreto, a San Buenaventura. Esta mengua crece aún más después de 1270. Es decir, cuando Van Steenb. afirma que aparece el agustinismo filosófico como escuela. En este momento nuestras posturas respectivas son contrarias. Pero como sobre ello volveremos en un apartado especial, remitimos para entonces la motivación de nuestra actitud. Ahora nos toca enfrentarnos con una de las formas claves en la obra de Van Steenberghen. Según ella San Buenaventura, que no puede ser consi– derado agustiniano en filosofía, cultiva un aristotelismo neoplatonizante. En unas líneas resume la fuerza de su prueba. Nos parecen tan significati– vas que las citamos textualmente: «Le vocabulaire philosophique de Bona~ venture est en grande partie aristotélicien; ses doctrines philosophiques fon– damentales sont aristotéliciennes. Elles voisinent toutefois d' autres, qui sont 7. Laphilosophie... , p. 464.

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