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330 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA 18 distinción entre la creatura y su creador. Es decir: un fundamental pro– blema metañsico. Comencemos por observar que San Buenaventura, con conceptos tomados del neoplatonismo, pero con una preocupación genuinamente cristiana, de filósofo religioso del cristianismo, diría R. Lazzarini 46 , se hace esta pre– gunta: Utrum summa simplicitas soli Deo conveniat? La simplicidad de ple– nitud es para el doctor medieval el atributo primero y más radical de Dios. Su esencia metafísica, se dirá más tarde. ¿Puede la creatura parearse con Dios en este atributo de la simplicidad? Para el santo es claro que no. Toda creatura tiene que ser constitutivamente compuesta. Con este profundo texto lo prueba: «Omnis creatura habet esse finitum et limitatum: ergo habet esse arctatum; sed ubicumque est esse limitatum, est ibi aliquid quod con– trahit et aliquid quod contrahitur, et in omni tali est compositio et differentia, ergo omnis creatura est composita: ergo nulla simplex» 47 • De esta constatación metafísica parte ahora el doctor en busca de la pri– mera y más radical composición de la creatura. Van Steenb. recuerda que admite la distinción real de esencia y existencia. Pudiera haber citado este texto que aprobarán cuantos admitan la famosa distinción real: «Omne quod est praeter Deum accipit esse aliunde, sive pricipium, sive principiatum: ideo nihil est suum esse, sicut lux non est suum lucere» 48 • El problema no queda, sin embargo, plenamente resuelto para San Buena– ventura con la distinción real en el plano de la existencia. A su mente le repugna que alguna esencia creada pueda parificarse con la esencia divina en su simplicidad. Por ello, no puede aceptar la interpretación tomista de una esencia pura en los ángeles. Es entonces cuando acude, malaventurada– mente, a la concepción que tenía a mano: a la teoría del hilemorfismo uni– versal. Afirma, por tanto, que todo ser que no sea Dios tiene que estar cons– tituido en su misma esencia de potencia y acto, es decir, de materia y forma. Hemos afirmado que acudió al hilemorfismo universal malaventuradamente, porque la palabra prejuzgó de la teoría. La mente cristiana siempre ha re– huido aceptar en los ángeles algo de materia. Y aunque el doctor medieval 46. P. LAZZARINI, S. Bonaventura filosofo e mistico del Cristianesemo. Milano, 1963. 47. In I Sent., d. VIII, a. un., q. 2; Op. O., t. I, p. 167a. 48. O. y l. c., p. 167b.

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